Toros

Tres triunfos, tres conceptos

  • El Juli, El Fandi y Manzanares salieron a hombros en una tarde con mucho y bueno que ver y torear

GANADERÍA: Se lidiaron cinco toros de Hermanos García Jiménez, aceptablemente presentados, aunque sin excesos, justos de fuerzas. Nobles con fijeza y justa transmisión primero, segundo y cuarto. Bronco el quinto y noble pero justo el sexto. El tercero fue un sobrero tris de Garcigrande, sustituto de un segundo sobrero de Gavira, que a su vez sustituyó a otro de este mismo hierro, noble y con buen son.TOREROS: Julián López 'El Juli', (tabaco y oro); estocada (dos orejas) y estocada ligeramente desprendida (oreja tras aviso). David Fandila 'El Fandi', (de añil y oro), estocada (dos orejas) y estocada (oreja). José María Manzanares, (de marino y oro); estocada y descabello (dos orejas) y estocada y descabello (oreja). Incidencias: La plaza tuvo más de tres cuartos de entrada en tarde agradable.

Todos creíamos que el grueso de la feria taurina estaba por llegar, y no nos habíamos equivocado. Después de la apoteósica faena de Ponce el pasado martes, se presentaban en el cartel El Juli, El Fandi y Manzanares y no defraudaron a nadie. También hay que decir que el encierro de Hermanos García Jiménez, pese a los quebrantos de cabeza que había dado para completarlo, y con tercero y cuarto lidiados bajo responsabilidad del ganadero, amén del rosario de devoluciones en el tercero -vaya regalito los de Gavira- y que por fin salió uno que sobró de Garcigrande, permitió que los toreros lucieran, aunque su fijeza y nobleza a menudo no estuvieran acompañadas de las fuerzas necesarias para la vibración y el remate de faena.

El quinto que le tocó a David fue todo un regalito y el 'pero' de la corrida, junto con la flojedad del sexto.

Los tres toreros salieron a hombros, y cada uno con tres orejas en el esportón de los triunfos pero, como en el fútbol, la corrida pareció tener dos partes, y no por la ya tradición merienda, sino porque las primeras faenas fueron redondas, vibrantes, llenas de buenos momentos, incluso algunos inolvidables, y con dos orejas cada torero como premio a su completa labor. Las segundas partes nunca fueron buenas, o así lo nombra el refranero, y en los toros también se dice que no hay quinto malo, pero lo primero se cumplió, lo del quinto a fe que no. Faltó la redondez de los segundos toros de cada lote para que la tarde fuera casi perfecta, pero aún así lo que se vio mereció la pena.

Ni que decir tiene que pese a que el número de trofeos fue idéntico, las faenas no fueron clónicas ni nada que se le parezca, sino más bien todo lo contrario. En la variedad está el gusto, pues bien, lo tuvimos y a raudales.

Majestuoso, hondo y con una cabeza y técnica increíbles, El Juli, sobre todo en el que abrió plaza. Poderoso, variado y profesional como la copa de un pino El Fandi, que no tiene rival en banderillas y tiene entregado a su público. Y qué decir de Manzanares, el que tiene sensibilidad y gusta del arte, ayer se pudo dar un baño de torería, no se puede ser más elegante, ni torear con más gusto, finura y sentimiento. Es cierto que nos quedamos con la miel en los labios en la segunda parte del festejo, pero a aquellas  alturas de la tarde, que nos quien lo 'bailao'.

El primer toro de la tarde tuvo fijeza y obedecía a los engaños, pero de fuerzas estaba justito, por lo que El Juli lo cuidó sin obligar por el pitón derecho. Pases largos y hondos al natural, pero el toro ya protestó en la segunda tanda y aún más al tercer intento, que resultó al menos ligado y con mando. Lo mejor llegó con un animal ya entregado, cuando se dispuso a torear en redondo, ahí sacó Julián sus mejores armas y conocimientos. Circular largo, cambio de manos y un natural rematado con un pase de desprecio, sencillamente soberbios. El público entregado y dos orejas.

Busca El Juli con insistencia los terrenos adecuados del cuarto, un toro muy justo de todo. Estaba muy por encima del astado con su mando, pero no acababa de rematar. Hizo el compás al natural pero con poca transmisión. De nuevo remata con dos circulares, cambio de manos y natural con el de desprecio de los que se recuerdan.

Pero El Fandi no quería ser menos. Verónicas de rodillas, otras ajustadas, tres medias y otra s rodilla en tierras fue  su saludo al segundo. Moviola, de poder a poder y violín perfecto y sin ventajas, su seña de identidad, y de rodillas en el centro su comienzo de una faena variada y poderosa con tandas ligadas por ambos pitones, ante un toro que se fue apagando y que dominó de principio a fin. Remató con dos circulares muy largos y desplantes de rodilla. El público entregado y dos orejas. Resultó imposible el bronco quinto, al que banderilleó con poder. El toro fue a menos hasta pararse, pero antes había puesto en jaque la integridad de David, que tuvo que recurrir a su profesionalidad por ambos pitones en un vano intento de hacer faena. El público premió con cariño el esfuerzo del que es difícil que defraude sin lucha.

Y ahora Manzanares. Tras un comienzo de faena dubitativo, se fue sintiendo y dando largura a los pases con unos remates de ensueño. Desiste al natural porque al toro le cuesta, y de nuevo un recital de torería. Largo, profundo y con un gusto exquisito, no se puede pedir más ni torear con más arte y gusto, los de pecho de cartel. Vuelve en el sexto a torear con reposo y cadencia, pero la torería de Manzanares topó con un toro que no acababa de permitir que la faena tuviera redondez ni emoción, aunque sí alguna pincelada de sabor antiguo.

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