Granada

El vino, elixir de vida

  • Salud. El vino siempre ha sido un elemento básico en nuestra dieta mediterránea y numerosos estudios demuestran que su consumo moderado ayuda a prevenir muchas enfermedades

EN España no se come "tan bien" como la gente piensa. Estamos observando que se está perdiendo la dieta mediterránea que hemos heredado de nuestros padres y abuelos, de ahí la importancia de sensibilizarnos sobre las bondades de esta dieta, incluido el consumo moderado de vino con las comidas. Desgraciadamente, vivimos en un país donde no se ha apostado por crear cultura alrededor del vino, a pesar de su enorme peso histórico, social y económico.

El vino siempre ha sido un elemento básico de nuestra dieta y de la de muchos de nuestros vecinos europeos. Incluso, en las zonas rurales, casi todas las familias elaboraban el vino para consumo propio. El consumo moderado de vino es un factor cultural y todo un estilo de vida unido a una dieta alimentaria rica y equilibrada que conviene tener en cuenta, ya que podría ser el origen de las mayores longevidades constatadas en los países en los que el consumo de vino durante las comidas es importante y más particularmente en los países mediterráneos. En concreto, y tras la Declaración de Barcelona sobre la Dieta Mediterránea firmada por la OMS y la FAO en 1993, se declaró que el vino forma parte de esta dieta como un alimento más. De hecho, los alimentos que más diferencian a la dieta mediterránea de otras son el aceite de oliva, los frutos secos, el pescado y el vino.

El vino no es una medicina, no cura enfermedades, pero es un hecho científicamente comprobado que su consumo moderado previene algunas de ellas. Hoy en día, se están llevando a cabo estudios avanzados sobre la materia. Se estudia cada tipo de vino, su zona de origen y sus propiedades (contenidos en fenoles, antioxidantes, vitaminas, sustancias favorecedoras de la digestión, levaduras y otras bacterias...), para incluir su consumo en dietas especiales para tratar multitud de dolencias, y sobre todo, como productos que deben consumirse en prevención de las mismas. He aquí los resultados de algunos estudios realizados.

El resveratrol presente en el vino mata hasta un 97% de células tumorales en cáncer de próstata, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Missouri (EEUU). El resveratrol facilita el tratamiento con radiación, aumentando las posibilidades de una recuperación completa de los diferentes tumores, incluidos los más agresivos, y también provoca que las células tumorales sean más sensibles a la quimioterapia (Journal of Cancer Andrology & Science).

Consumir cava de forma moderada reduce la incidencia de infarto y accidentes vasculares cerebrales, como señala el último estudio sobre cava y salud de la Dra. Rosa Lamuela, Profesora titular del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de Barcelona, dado su efecto antiinflamatorio debido a su contenido polifenólico.

El vino tinto es preventivo contra el cáncer: el resveratrol "puede reducir a la mitad la tasa de tumores en el intestino previniendo así la aparición del cáncer", según la profesora Karen Brown, de la Universidad de Leicester del Reino Unido, autora del estudio.

El vino tinto aumenta la salud ósea en mujeres menopáusicas, según un estudio publicado recientemente en el Journal of the North American Menopause Society, que demuestra que los bebedores moderados presentan una mayor densidad ósea en comparación con personas abstemias.

Beber vino tinto mejora la flora intestinal, es lo que indica un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición. Los polifenoles presentes en el vino logran inhibir las bacterias no beneficiosas de la microbiota humana y propician la reproducción de las que sí lo son, asegurando una flora intestinal equilibrada que puede proteger contra trastornos intestinales, enfermedades inflamatorias, cáncer y obesidad. Este estudio también ha demostrado que reduce los niveles de triglicéridos, el colesterol malo, y los marcadores de inflamación y la presión arterial.

El consumo moderado de vino reduce el riesgo de artritis reumatoide: es lo que demuestra un estudio sueco publicado en el British Medical Journal. Los resultados indican que las mujeres que consumen regularmente más 450 ml de vino por semana, durante al menos 10 años, reducen el riesgo de padecer artritis reumatoide en comparación con las abstemias.

El consumo moderado de vino podría reducir hasta un 20% el riesgo de degeneración macular asociada a la edad, en base a los resultados del estudio realizado por el Hospital Universitario Howard de Washington (EEUU) y publicado en The Journal of the American Geriatrics Society . Esta es una enfermedad que actualmente es la principal causa de ceguera en mayores de 65 años.

El vino blanco reduce los niveles de presión arterial, es lo que muestra un estudio realizado en el marco del Proyecto Ciencia, Vino y Salud de la Universidad Católica de Chile. El efecto cardioprotector del vino podría deberse a su aporte de ácidos omega-3, según un estudio realizado por investigadores del Institut National de la Santè et de la Recherche Médicale (INSERM) y publicado en la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research. Estos ácidos serían los responsables del incremento del colesterol "bueno", el HDL.

Dos vasos de vino al día reducen a la mitad el riesgo de reinfarto: un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Circulation y realizado en pacientes de mediana edad que habían sufrido un ataque cardíaco, comprueba que beber dos o tres vasos de vino al día disminuye el riesgo de sufrir un segundo infarto u otro tipo de complicación cardiovascular.

El consumo moderado de vino ejerce efectos antitrombóticos: Científicos del Departamento de Patología Molecular del Centro de Investigación de Barcelona han presentado un estudio cuyos resultados indican que el consumo moderado de vino reduce entre un 30 y un 40% la deposición plaquetaria en la pared vascular y, por tanto, inhibe la formación de trombos.

Beber champagne unas tres veces a la semana es importante para mejorar la memoria: recientes investigaciones realizadas en Gran Bretaña revelan que las uvas negras utilizadas para producir el champagne (Pinot Noir y Pinot Meunier, principalmente) contienen ácido fenólico y producen el efecto de mitigar los estragos de los años en la memoria. Para las personas mayores de 40 años se recomienda beber 2 a 3 vasos de esta bebida a la semana para prevenir el Alzheimer.

Toda esta información ampliada, y mucho más, la pueden encontrar en la web de la Fundación para la Investigación de Vino y Nutrición (FIVIN): www.fivin.com.

Así que hay que olvidar los prejuicios (porque sólo son eso) de que abrirse una botella para uno mismo es cosa de alcohólicos. No hay que terminarse la botella… Ha de hacerse por placer. Porque nos gusta. Porque está bueno. Porque es bueno.

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