Temporal en granada La nieve deja en la capital y en pueblos del interior imágenes de extraordinaria belleza

Y todo se volvió blanco

  • Granada vive la mayor nevada de los últimos años y las precipitaciones, por suerte, apenas causan incidencias

En días como ayer debería estar prohibido trabajar. Ni aunque fuera para contar lo bonito que fue ver los jardines del Triunfo teñidos de blanco, para observar cómo la nieve cuajaba en los árboles, las farolas y los setos. Para sentirse de nuevo una criatura, tantos años después, y sucumbir a la tentación de coger un puñado de nieve del capó de un coche, formar una buena bola y tirársela al que esté más cerca.

En Granada hacía varios años que no nevaba de esa forma. Se recuerdan en la última década al menos un par de ocasiones en las que la ciudad quedó cubierta bajo el tan fotogénico manto blanco, pero en ninguna de ellas las precipitaciones fueron tan intensas y tan prolongadas: entre las dos y las seis de la tarde cayó sin parar.

No cuajó en todas partes porque, después de todo, no hacía tanto frío. A las dos de la tarde, un termómetro cercano a la Plaza Nueva marcaba tres grados, y en esas se pusieron a caer copos blancos, que se convertían en agua nada más llegar al suelo. Al final, por insistencia más que nada, sí se acumuló en tejados, canalones y salientes de edificios. Y el suelo se heló, para deleite de los que disfrutan viendo las caídas ajenas.

En la capital, el día habría sido perfecto de no ser porque la nieve suele tener una cara b bastante molesta: el hielo.

Se formaron importantes placas que eran potencialmente peligrosas, sobre todo, en las calles en pendiente. Así que, para evitar males mayores, la Policía Local procedió a cortar al tráfico algunas de ellas, como Nueva de San Antonio, tramos de la Avenida de Murcia o Lancha del Genil, entre otras.

El hielo también fue un enemigo del transporte público. Algunos servicios de autobuses dejaron de funcionar mediada la tarde porque se dirigían a puntos altos de la ciudad, como el Serrallo, donde había bastante hielo y muy poca sal para contrarrestarlo.

La sal, o la falta de ella, para ser más concretos, fue una palabra muy utilizada a lo largo de la tarde. Desde la Policía Local se lamentaban de no tener a mano toda la que necesitaban. Operarios de tres empresas, entre ellas Inagra, se dedicaron a esparcirla por los lugares donde más falta hacía.

A la nieve le siguió la lluvia. A eso de las siete ya no caían copos, sino gotas, y eso ayudó a mejorar la situación porque el agua derrite las placas de hielo. De todas formas, al cierre de esta edición no se descartaba que regresaran los problemas, porque las previsiones para la noche auguraban más precipitaciones, probablemente de nieve.

Tampoco hubo demasiados problemas en la provincia, donde lo más significativo fue el accidente de tráfico que se produjo en el kilómetro 0,5 de la A-92, en la Cuesta de la Palma, muy cerca del término municipal de Loja.

Ocurrió poco después de las dos y media de la tarde. Fue una colisión múltiple realmente espectacular, ya que fueron nada menos que 18 los vehículos implicados. El típico choque en cadena en el que el que va circulando no puede frenar a tiempo por más que lo intenta y termina estampándose con el que tiene justo delante, que a su vez ha pasado por el mismo trance sólo unos segundos antes. Afortunadamente, sólo hubo ocho heridos en el suceso, todos ellos de carácter leve.

El accidente obligó a cortar temporalmente la principal vía de comunicación entre las provincias de Granada y Málaga. Más tarde se habilitó un carril, así que se produjeron atascos considerables. Hasta cinco kilómetros de retenciones hubo.

En el interior de la provincia también nevó de forma abundante. En Guadix, tras una madrugada especialmente fría, con temperaturas de cinco grados bajo cero, empezó a caer con fuerza y las calles de la ciudad accitana se tiñeron de blanco, proporcionando estampas impresionantes en sitios como la rotonda de la Plaza de las Américas, que deja libre la visión para la Catedral.

También hubo precipitaciones más al norte, en Baza, pero no fueron muy intensas y apenas provocaron incidentes.

Y en la Vega, donde con más preocupación miraron al cielo fue sin duda en Valderrubio, la localidad más castigada por un temporal que empieza a parecer interminable. Los vecinos aún estaban ayer retirando el lodo de la impresionante riada que provocó el jueves el desbordamiento del barranco de Escóznar, un suceso que tuvo como consecuencia más lamentable el fallecimiento de una mujer de 76 años. Su casa, como otras 600 del pueblo, se vio invadida por el agua.

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