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Bochorno inadmisible (3-2)

  • El equipo de Morilla, lamentable un día más en defensa, firma un ridículo injustificable ante el colista, agudiza su crisis como visitante y demuestra que Oltra no era el problema

Un lance del partido.

Un lance del partido. / LOF

En el mundo del fútbol hay muchas cosas peores que perder un partido, incluso hay aspectos más negativos que caer ante un plantel que está último en la clasificación, que tiene pie y medio en Segunda B, que llevaba varios meses sin ganar y que es manifiestamente inferior a ti, que eres el gallito de la categoría y tienes la obligación de subir a Primera por presupuesto y capacidad de tu plantilla. Peor que perder ante el Lorca es caer ante los murcianos de forma merecida.Eso es lo que hizo ayer el Granada CF en el Estadio Artés Carrasco, donde consiguió sonrojar a los cientos de aficionados que dedicaron el domingo a seguir a los suyos. El 3-2, después de igualar dos veces la contienda, fue una cagada inadmisible del equipo rojiblanco, un bochorno con mayúsculas, un ridículo injustificable, una pésima actuación que tardará tiempo en olvidarse, un partido patético, vergonzoso, impropio de un plantel como el nazarí. Morilla se estrenó ante el Numancia con una mala actuación del equipo pero con triunfo. En su primera salida, frente a un Fabri que aún no conocía la victoria al frente de los blanquiazules, se estrelló con estrépito. Llegó el sevillano para enderezar el rumbo que había perdido Oltra pero, lejos de evolucionar, el Granada involuciona. Es pronto para evaluar al técnico, sólo lleva dos semanas al mando y queda campeonato por delante, con las opciones de ascenso aún intactas, pero es evidente que los errores del pasado permanecen y se agravan.El Granada perdió en Lorca porque hizo un partido lamentable cuando no tuvo el balón, porque incidió en los errores atrás y en la incapacidad para defender bien la estrategia del rival, males que ni mucho menos son nuevos esta campaña.No busquen milongas de intensidad o ganas, tan recurrentes en estos casos. Es verdad que se necesita más concentración en muchas fases del choque, porque para defender bien el balón parado es tan fundamental la inteligencia y la mentalidad como la buena colocación y los automatismos; no se puede negar que puede y tiene que haber en ataque mucha más velocidad a la hora de mover el balón y más movilidad de los posibles receptores; también es cierto que siempre se puede correr un poco más, apretar mejor al oponente, llevarse más disputas, incluso ser más agresivo y no tan blandito. Pero el Granada no perdió en Lorca por falta de espíritu o por no estar intenso, pese a que puede que a veces faltara fe o creer más en sí mismos, cedió porque el Lorca sacó provecho de unas debilidades no corregidas.Morilla premió el aceptable partido de Quini y los buenos minutos de Espinosa y Pedro saliendo desde el banquillo ante el Numancia dándoles la titularidad. Tardó más que frente a los sorianos en mover el banco, y esta vez no funcionaron los relevos. No hubo mejora cuando se apostó por los dos delanteros a la vez ni cuando Sergio Peña cogió el mando de las operaciones. Entre otras cosas, porque sin Kunde se perdió presencia y músculo en la medular y con Espinosa se fue el único jugador que, pese a sus muchos errores, estaba entendiendo que el partido se tenía que ganar por dentro, superando líneas y buscando penetrar jugando en corto cerca del área.Un once inicial con Pedro y Antonio Puertas en las bandas era el idóneo para eso, para asociarse y dejar las bandas a los laterales. Sin embargo, el equipo cayó en la tela de araña tejida por Fabri, por banda hubo poca profundidad, salvo Alex Martínez cuando sorprendía, y Joselu nunca entendió que con desmarques de ruptura no iba a ningún lado. La sombra de los ausentes Machís y Adrián Ramos no es que se alargada, es que interminable.Con todo, pese a esa poca fluidez para atacar la zaga de cinco de los murcianos, el equipo fue capaz de hacer dos goles y de firmar varios acercamientos peligrosos. Es bueno recordar que Antonio Puertas marró una clara opción para marcar porque mandó su chut fuera segundos antes del 1-0, y que Dorronsoro sacó un disparó de Alex Martínez. Segundos después de la posible remontada llegó el 3-2.Dos goles a favor sí, pero ahí caemos en la casilla de muerte y retornamos a la salida: tres tantos en contra. El 0-1 en una pérdida de Germán en la salida de balón que acaba con un cabezazo en la misma línea tras permitir varios toques del rival en el área; y los otros dos, el 2-1 y el 3-2 en sendos saques de esquina, el último con el agravante de que vuelven a tocar varios locales el esférico en el área antes de Fran Cruz marque y deje los tres puntos en casa.

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