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Incompleta mejoría ante el vendaval

  • El Granada CF pone en aprietos durante unos minutos a un Barcelona que es, numéricamente, muy superior durante los 90 reglamentarios

En el fútbol no existen las matemáticas. Dos más dos no siempre son cuatro, y lo que parece inmaculado puede tornarse en opacidad cerrada en cuestión de segundos. El Granada CF se empeña en demostrar casi partido tras partido tales aseveraciones tan rotundas. Más allá, no obstante, de operaciones y gamas cromáticas, entra dentro de la lógica que un conjunto como el FC Barcelona pueda ser superior a cualquiera, que te embotelle y que el rival acabe con la rodilla doblada ante su insistencia, basada en la posesión del esférico. No obstante, la supremacía de los catalanes anoche estuvo excesivamente facilitada por el hacer defensivo de unos rojiblancos que, pese a todo, llegaron a poner contra las cuerdas a los de Luis Enrique Martínez. Su mejoría tras el asueto, sin embargo, fue insuficiente.

Deparó Alcaraz un equipo con cinco zagueros y un trivotazo africano -Wakaso, Angban y Uche Agbo-. La premisa: desconectar el ataque visitante, que no tuviese fluidez. De casi nada le sirvió puesto que, curiosamente, la espalda de los tres centrales granadinistas -especialmente la de Gastón Silva- fue ayer toda una autopista hacia el infierno, aunque el símil pueda resultar macabro. El cóctel formado por esa inseguridad y por el poderío y verticalidad atacante culés fue lo esperado, explosivo. Todos los ingredientes dieron el resultado estadístico que reflejaron las cifras del encuentro. En ese aspecto, la aritmética sí fue sensata.

El FC Barcelona pisó el área enemiga el doble de ocasiones que los inquilinos de Los Cármenes, chutó 15 veces más y superó a los locales en 8 saques de esquina. La progresión granadina en el segundo acto no fue fructífera en puntos, pese a que acongojó unos instantes a Rakitic y compañía. En lo positivo para los intereses de los de franjas horizontales, todos sus disparos de los segundos 45 minutos estuvieron bien dirigidos, fueron entre los palos de la meta del germano Ter Stegen. En lo negativo, al Granada CF le costó mantener la actitud presionante y osada con la que inició el choque, y protagonizó una grave incapacidad a la hora de defender la pelota parada ante un cuadro como el barcelonés que no es, precisamente, de los más destacados en esa faceta del juego. Ese y otros males son los que pueden condenar definitivamente a unos rojiblancos que, poco a poco, tratan de sobrevivir a su particular agonía.

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