Lucas Alcaraz, se mostró categórico en la sala de prensa al indicar que no era un día "para hacer análisis" sino para "pedir disculpas" porque "todo el mundo ha visto el partido", y reconoció "falta de aptitud" en los suyos.

"No estamos a la altura de la ciudad, de la categoría ni de la afición. Tenemos que seguir peleando mientras haya vida, pero no podemos engañar más a la gente", recalcó el técnico.

Sobre Ezequiel Ponce, dijo que había cometido "un error grave en un momento muy inoportuno, una falta de respeto en un momento muy doloroso". "Tiene que rectificar cuanto antes, porque la gente no merece esos calentones", añadió Alcaraz, quien no ocultó que "posiblemente" le hubiera cambiado tras ese gesto si le hubiera quedado alguna sustitución. El preparador rojiblanco destacó que "la afición tiene un trato exquisito para el tipo de año" que están haciendo y para lo que transmiten "de dentro a fuera", y aseveró que "la única que está a la altura del año es la afición", pues "ni a nivel de club, ni de plantilla, ni de cuerpo técnico" están "a una altura digna".

Aclaró, además, que hacer pronósticos sobre una posible permanencia es "cabrear más a la gente, y con razón", e insistió en pedir disculpas por el daño hecho "a la ciudad, al escudo y a la afición".

Sobre los cambios realizados en el choque, explicó que sacó del campo a Ingason para "meter a un centrocampista como central y buscar que el equipo fuese más ofensivo", reconociendo que el islandés era "el jugador más tocado psicológicamente tras los dos goles, mientras que la salida de Uche al final fue para evitar que lo expulsaran ya que "nos íbamos a quedar con diez otra vez".

Alcaraz reconoció que está viviendo su momento más duro como entrenador.