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El triunfo viene en Metro (3-1)

  • El Granada rompe la peor sequía de resultados de su historia con una eficiente pero poco brillante victoria ante el Córdoba

  • El equipo baila al ritmo de Machís y Ramos falla un penalti

Hasta ayer, el último partido que había ganado el Granada CF fue el 3-1 que le coló al Alavés por accidente el pasado 1 de marzo. Alguno se preguntaría, seguramente, que qué pasaría antes: ¿la siguiente victoria del equipo o la inauguración del Metro? Pues fue lo segundo. 294 días después, con el nuevo medio de transporte ya en marcha desde hace algo más de 48 horas, se produjo un triunfo del conjunto rojiblanco. Lo hizo para acabar la peor racha de resultados de su historia, 19 partidos para olvidar. El día en el que algo cambió en la forma de llevar a los granadinistas al estadio, el equipo comienza de cero. Sin rémoras del pasado ni fantasmas. Este equipo que por fin ha ganado ya es el de Oltra, el que ha empatado cuatro partidos, ha perdido uno y ganado otro. Es el nuevo comienzo. La nueva vida. La descarga.

Este equipo no es un dechado de virtudes, pero ganó como se hace en Segunda. Sin brillantez ni destellos, sin abrumar con su juego al rival, y decidiendo gracias a la resolución de sus jugadores más rutilantes. Se puede decir que sólo faltó el gol de un Adrián Ramos que se vació para hacer la fiesta completa, pero falló el penalti con el que se iba a unir al festival de juego a la carrera de Darwin Machís. El venezolano fue el hombre clave, la figura que sacó del atasco ofensivo al equipo. De haberse decantado por el fútbol americano, un poco de gimnasio y quizás hubiera sido uno de los mejores running backs de la NFL. Pero por suerte para el granadinismo, el tucupitense le da a la pelota redonda y ayer se vio al Machís que todo el granadinismo esperaba. Participativo, resolutivo, intenso, rápido y goleador. Los dos tantos que abrieron el marcador llevaron su firma. Uno de ariete puro, en llegada desde atrás para rematar un gran centro de Víctor Díaz. El otro en su jugada predilecta, una galopada hacia el centro con disparo lejano. Así creó también el tercero, que empujó Joselu sin portero y que unió a la fiesta al onubense, sacrificado por Oltra de inicio para jugar con un solo punta, un cambio de dibujo inesperado.

Machís se encargó de dinamitar el partido muy pronto, a los diez minutos, y desde ese momento la historia se pareció mucho hasta el 90'. El Córdoba tenía que remar y los argumentos le fallaron, a pesar de que su técnico había repetido el sistema que tan buen resultado les dio la semana anterior. Ante un Granada ordenado y algo espeso de medio campo en adelante, los visitantes tampoco tenían problemas en llegar a las inmediaciones del área de Javi Varas, pero no tuvieron ninguna ocasión flagrante ante el meta sevillano. Contribuyó la presencia de Saunier en el equipo a esa sensación de seguridad defensiva del Granada, que contó con la multiplicada ayuda de Raúl Baena, tanta que a veces despistaba las marcas de Menosse. El francés empezó regular, como fuera de sitio, pero se asentó con el paso de los minutos, y salvo las algaradas finales del Córdoba que dieron como resultado su único gol, el galo fue un muro infranqueable. Aportó hasta en su virtud, la salida de pelota, aunque el estado del césped casi le jugara una mala pasada.

El Granada pudo sentenciarlo en la primera parte con un remate alto de Machís, ya en ventaja de 1-0, y un larguerazo de Álex Martínez en una falta magistral que le cedió Pedro. Lo hizo en la segunda parte, en la que mejor funcionó el 1-4-2-3-1 al que volvió el técnico. A la contra se lo llevó con Machís de estrella, Pedro de escudero, Ramos en plan jefe y quizás cierta desasistencia de Sergio Peña, al final cambiado por Kunde. Sin ideas y con el corazón cordobés puesto en busca del imposible acabó el partido y la racha más aciaga del club en 88 años de historia. Esto recién empieza.

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