GRANADA CF

Números que sí, tiempos que no

  • Los resultados, más que el juego, han tumbado a Oltra

  • ¿Era el momento idóneo para que cesara?

Oltra ya es pasado en el Granada CF, derrota en Oviedo mediante. A nadie le debe coger por sorpresa puesto que un sector importante de la grada nunca las tuvo todas consigo con el técnico valenciano, además de que los números son una verdad incomodísima en el fútbol. Se les puede hacer caso o ignorarlos, contextualizarlos para dar la razón o quitarla. Y lo cierto es que las cifras, y también las sensaciones, le han quitado a Oltra la oportunidad de desquitarse de otros proyectos fallidos. Un asunto diferente es valorar si ahora es el mejor momento para tomar la medida de prescindir de él.

LA EXIGENCIA

El problema que ha acompañado a este Granada durante toda la temporada fue añadirse presión extra desde el principio. No lo digo por Oltra, sino más bien por el director deportivo, que con el entrenador delante dijo que el objetivo era estar entre los dos primeros. Cierto es que de Oltra nunca salieron esas palabras, pero asumió el reto con la naturalidad que da la sinceridad. No es fácil ver a un dirigente de un club ser tan explícito, y añadirse más exigencia de la que ya de por sí añaden los rivales descargando la obligación de ascender a aquellos que han tenido ayudas de la Liga por haber descendido de categoría. Oltra dijo desde el minuto cero que había que ir jornada a jornada y que iba a ser difícil. Estaban todos mentalizados, pero la exigencia se ha comido a las palabras. Y los resultados también.

EL QUÉ

Lo cierto es que Oltra llevaba señalado en el club desde enero. Manolo Salvador defendió a capa y espada su apuesta al banquillo, en la que le ganó el pulso incluso al dueño. El técnico tenía aquel mes la prueba de fuego y no la pasó. Su Granada palmó con injusticia en Cádiz, pero en Albacete y Barcelona hizo el ridículo. Cinco derrotas en las seis últimas salidas, con equipos de arriba y abajo, son demasiadas para la aspiración que se había autoimpuesto este equipo. Ha bastado con otra mala racha más para colmar el vaso. Diez derrotas son tantas como las que cosechó Fabri en toda su temporada en Segunda, y sólo dos menos que con las que subió el año pasado el Girona, el equipo que ha ascendido directamente con más partidos perdidos desde que se instauró el nuevo sistema. Una inconsistencia difícil de sostener e incompatible con la búsqueda de los dos primeros puestos.

Y EL CUÁNDO

Al final siempre va a quedar la duda de lo que habría hecho Oltra con el Granada en esta recta final de Liga. No tenía un calendario negativo ahora el equipo, con dos salidas perfectamente ganables (Lorca y Sevilla Atlético), y recibiendo en casa a dos rivales directos, que con solo haber mantenido el nivel previo al partido del Nàstic, no hubiera sido descabellado pensar en un 12 de 12. Lo mismo no daba para pisar la segunda plaza, pero quién sabe. Tampoco parece que este sea el momento oportuno (como tampoco lo parecía cuando Pina largó a Tomé y trajo a Fabri, con la Liga agonizando y el ascenso lejos, y luego miren lo que pasó), ya que a Pedro Morilla (una decisión de puerta grande o enfermería se mire por donde se mire) le va a tocar debutar con un equipo cogido con alfileres: con un solo delantero, Joselu, y tocado por la salvajada de Christian Fernández en Oviedo; sin Manaj ni Sergio Peña con sus selecciones, sin Darwin Machís sancionado no, con uno, si no seguramente con más de dos partidos, sin el lesionado Adrián Ramos, y por si fuera poco, sin el único jugador que hasta ahora lo había jugado todo, Víctor Díaz. El club ha hecho tabula rasa, pero a martillazos.

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