SEVILLA | granada cf

Objetivo: ser un equipo

  • Sólo Lombán, Cuenca y Krhin repiten convocatoria con respecto al Granada que hace un año goleó al Sevilla, logró la permanencia en Primera, y empujó para la llegada de Jiang Lizhang

Encontrar las diferencias entre el Sevilla-Granada del año pasado al de ahora es un ejercicio doloroso pero inevitable. El equipo rojiblanco vuelve al Sánchez-Pizjuán, allí donde dio el primer pelotazo en su andadura moderna en Primera División (con Geijo y Mikel Rico), y donde también dio el último, hace poco menos de un año, con una permanencia que se disfrutó lo justo y necesario puesto que con el pitido final Quique Pina y Juan Carlos Cordero lanzaron un, a la postre, SOS para seguir en el club ante la inminencia de la venta de Pozzo a Jiang. De un año a esta parte, la comparación es odiosa. De golear en Nervión y lograr la salvación con una jornada de antelación, al actual triste y melancólico, con el Granada jugando sus partidos a modo de despedida de la Primera División, de la que se sabe cuándo se baja pero no cuándo se sube.

El partido de esta noche vive más pendiente de lo que pasa en los despachos que de lo que suceda en el terreno de juego. Y eso que todavía hay tela que cortar. En Sevilla buscan asegurar la clasificación para la próxima Liga de Campeones sin perder de vista la tercera plaza, propiedad del Atlético, mientras que en el Granada todavía las matemáticas alimentan al último iluso. Pero las dos aficiones miran a los de traje. Los sevillanos están más pendientes de confirmar la traición narrada a cuentagotas de Jorge Sampaoli, camino de la selección argentina. Los granadinos, buscando que desde China les regalen algo con lo que soñar, no ya esta noche, sino para que dentro de un año el discurso sea feliz y radicalmente opuesto al que hay ahora mismo.

La primera misión del Granada CF esta noche será parecerse a un equipo de fútbol. Nada de pensar en ganar para meterle a alguien el miedo en el cuerpo. Eso, en todo caso, vendría después. Es muy difícil pensar en otra cosa viendo las últimas actuaciones rojiblancas, sobre todo la última y ante su público ante un Celta plagado de suplentes pero que ya querría Adams tener como equipo titular. Dificulta el objetivo de mejorar el empaque tener delante a un Sevilla al que se ganó en la primera vuelta, pero de aquella manera, cuando pensaban más en la final europea que tenían por delante. Diecinueve partidos después, el equipo tan sólo ha sumado en seis.

Si los rojiblancos logran que el espectador, acérrimo granadinista u ocasional televisivo, identifique en ellos un equipo de fútbol, el Granada estará en condiciones de reclamar algún punto en Nervión. Conseguirlo, o conseguirlos, llevará consigo un giro inesperado de los acontecimientos, ya que triunfar en Sevilla es de los resultados que los de abajo no esperan. Sin embargo, ese teórico triunfo, más que el derecho a soñar con la permanencia, sólo serviría para estirar un chicle ya mascadísimo, y para evitar que el descenso se cante en el derbi contra el Málaga de la próxima semana. Retrasar lo inevitable, vamos.

El partido también tiene ese componente de pretemporada que, en un pequeño porcentaje, le hace ser imprevisible. Empezando por la alineación de Tony Adams, que encima tendrá que enfrentarse a bajas tan condicionantes como la de Adrián Ramos, lesionado desde antes del parón de selecciones del mes pasado, y cuyo diagnóstico nunca ha sido datado por el club más allá del enervante y eufemístico "pendiente de evolución"; y de Wakaso, que al final de tanto ir a la fuente rompió el cántaro con su quinta amarilla la semana pasada contra el Celta. A ambos se les echará de menos hoy por el recuerdo de su buen rendimiento en los tres partidos 'post-mercado invernal' que alimentaron la fe granadinista. No se echará tanto en falta al Foulquier, aunque su lesión es también muy importante, en tanto que Adams tendrá que recurrir nuevamente a Rúben Vezo para el lateral diestro. Remata el desaguisado atrás el castigo por amonestaciones a Ingason, que prácticamente elimina la opción de zaga de cinco.

Tampoco estará Kravéts, que se quedó estancado en sus cinco dianas y que su pelea ante el destino le llevó a lesionarse antes del descanso el domingo pasado. La ausencia del delantero hará que Adams acuda al Pizjuán a buscar la victoria con solo un ariete nato, Ezequiel Ponce, al que pondrá de titular salvo que le dé por innovar como a Lucas en Gijón y coloque a Boga o Mallé, que regresa a la lista, como 'falso nueve'. Esa idea no casa con la escuela de Mister Arsenal. Y regresa Isaac Cuenca, junto a Krhin y Lombán, los únicos supervivientes de la permanencia del año pasado en terreno sevillista. El dibujo, teniendo en cuenta que ante el Celta lo cambió cuatro veces, es una incógnita, pero en 1-4-2-3-1, con la vuelta a la titularidad de Héctor, sería el más lógico.

En el Sevilla entrenarán esta misma mañana con el objetivo de que Sampaoli pueda recuperar definitivamente a Rami y a Nasri, aunque el galo no jugaría para preservarlo de una recaída. El entrenador argentino tiene la cabeza pensando en albiceleste, y como sus jugadores se amodorren ante el Granada, el ambiente en Nervión podría virar a propicio para los rojiblancos. Propicio, claro, para cualquier Granada de las últimas cinco temporadas. Al técnico local le faltará también Vitolo para poder sacar un once más parecido al de gala, y que tampoco tiene claro. El casildense se debate entre volver a la defensa de tres, en la que incluiría a Mercado, o mantener la de cuatro con Rami, lo más probable para probar de nuevo al francés. No parece que vaya a elegir a Kranevitter para formar un doble pivote con N'Zonzi, ya que sería tomar demasiadas precauciones frente al penúltimo. Por eso el parisino estará solo en la medular, con Correa y Jovetic permutando la banda derecha con la mediapunta, y con la inclusión de dos delanteros: Ben Yedder y Franco Vázquez.

Como si ante estos fuera fácil ser un equipo. Eso es ya lo único que se le pide al Granada: dignidad.

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