Granada CF

Ponce se fue por el Palacio de Deportes

  • El club evitó que el argentino se cruzase con un grupo de radicales

Sergi Vieta escucha a los radicales del Granada.

Sergi Vieta escucha a los radicales del Granada. / carlos gil

Los Cármenes estalló contra los jugadores durante muchas fases del partido de ayer, y en especial se echó encima de Ezequiel Ponce después de que el argentino realizara un gesto de mandar callar a la afición después de anotar el único tanto granadinista del partido.

El espectáculo comenzó después de que el Valencia anotara los dos primeros goles del partido. La 'grada de animación', en la que los socios que pertenecen a ella pagaron más barato su abono el verano pasado, empezó a entonar el cántico "jugadores mercenarios", al que poco después se unió el resto del estadio con un "fuera, fuera" dedicado a los futbolistas.

Sin contar con la unanimidad de los asistentes al campo, desde diversos sectores señalaron nuevamente al palco, en el que ayer no estaba presente el presidente y dueño Jiang. "Directiva dimisión" era el cántico. También se nombró al ex presidente del club Quique Pina, al que muchos pidieron su vuelta al Granada a voz viva.

Cuando el partido llegó al descanso la pitada fue mayor que la del final del encuentro. Esto se debió a que, de un lado, la afición tuvo muchos minutos para asumir la situación. De otro, las iras se la hinchada se centraron en Ponce. El jugador se acercó el índice a la boca mandando silencio tras el gol granadinista ante las críticas de la grada, aunque en la zona mixta matizó que se refería a un aficionado que le insultó durante el calentamiento. El público entendió que era generalizado, y desde ese momento fue abroncado cada vez que tocaba el balón. El "Ponce vete ya" fue entonado por todo el estadio, que incluso llegó a pedir a Lucas Alcaraz que lo retirase del campo en unas cuantas ocasiones. En una de ellas, ante la insistencia, el técnico hizo un gesto mirando hacia la grada del fondo que venía a decir "no puedo hacer nada" porque había agotado todos los cambios.

La entrada al campo de ex Orellana puso más picante a la situación, que Voro calmó con la entrada de Siqueira, el jugador más aplaudido del partido junto al rojiblanco Héctor. Fueron el pucelano, junto a Wakaso, Carcela y Ochoa, los únicos que tras el pitido final se quedaron sobre el césped pidiendo disculpas y aguantando las protestas de la afición.

Pero hubo más. Un grupo de radicales se apostó en la verja que separa el parking del estadio de la calle. Insultos a jugadores, excepto a algunos como Foulquier, al que aclamaron y que ofreció las mismas explicaciones que dio Ponce a sus compañeros en el vestuario. También se acercó a hablar con los ultras el director general de la entidad Sergi Vieta, quien también explicó lo que había pasado con el argentino, y que confirmó que este abandonó el estadio por otra puerta. Esta redacción supo que fue por la del Palacio de Deportes.

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