LaLiga 1|2|3

De la grada a la victoria (1-0)

  • Antonio Puertas y Javi Espinosa, dos 'defenestrados' por Oltra, manejan la jugada que acaba en el gol del triunfo

  • Morilla debuta con los tres puntos, deja la meta a cero, pero no brilla en el juego

Si la Segunda División es un ejercicio de supervivencia continuo, el Granada CF ganó ayer una de esas batallas morales que refuerzan a un equipo. En otras semanas, los rojiblancos se llevaron mayor castigo del que merecieron y ayer sucedió lo opuesto, haciéndose con la victoria cuando el Numancia que fue de menos a más, y sin realmente crear un peligro agobiante, hizo un partido como para al menos haberse llevado un punto. El golpe de gracia, en los dos sentidos de esta última palabra, lo dieron dos jugadores que se han pasado los últimos meses viendo al Granada sentados en la tribuna de Los Cármenes. Bajas obligan, pero tanto Antonio Puertas como Javi Espinosa fueron fundamentales para que ayer los del debutante Pedro Morilla hicieran bueno el dicho del entrenador nuevo. El fútbol es inescrutable. El almeriense fue el mejor hombre del Granada ayer junto al incombustible Kunde, y el talaverano entró en la recta final para marcar el gol del triunfo, encima con el reloj punteando el minuto 90. No es difícil imaginar a Oltra con una sonrisa melancólica al enterarse del cómo y quiénes fabricaron estos tres puntos que valen oro en una jornada en la que el ascenso directo, lo que quieren en el club a toda costa, está tres puntos más cerca.

Los Cármenes entró en éxtasis en esa acción nacida de ese carácter que le quiere imponer ahora Pedro Morilla a este equipo. Una salida rápida de balón, una contra aprovechando que el rival, el Numancia, se había quedado enganchado buscando el triunfo que se estaban labrando con pico y pala durante 88 minutos. Montoro fue clave, aunque también hay que apuntarle mérito a un Joselu que tuvo pocas opciones de marcar, más bien una que se encontró a bocajarro Aitor. El onubense forzó una falta en el centro del campo estando de espaldas y el valenciano, sin carrerilla, vio que Puertas estaba pegado a la línea de cal. Como una salida de tee en golf, pegó un balonazo tremendo al almeriense, que pisó área, que se la quiso acomodar a la diestra para pegarle pero se vio encimado, pero tuvo la visión clara de la llegada en solitario de Espinosa, al que Aitor regaló todo el poste mientras reclamaba fuera de juego. Un gol que le devuelve la sonrisa y la fe a dos hombres que ayer se reivindicaron.

¿Que si hubo diferencias entre Morilla y Oltra? Bastantes y evidentes, que no quiere decir que mejores. Seguramente el de ayer fue el triunfo más gris de toda la temporada rojiblanca, a todas luces sobrevalorado el premio a lo presenciado sobre el terreno de juego. Una por otra, rememorando el pasado más reciente. De entrada, el equipo buscó ser más directo, aunque la puesta en escena no difirió en exceso a la que proponía el valenciano. Ya fuera por el buen orden del Numancia o por indicación del banquillo, el Granada abusó del balonazo, quizás en exceso cuando el recurso arriba era Joselu, que por su estatura no es el más indicado para jugar así. Para ello, el entrenador apostó por Puertas en el once inicial, que se incrustó entre los centrales para ser él quien bajara esos balones y los condujera. Fue su mejor partido de la temporada, tanto en el enganche como cuando le tocó caer a las bandas en la recta final del partido. También hubo diferencias en defensa. Si bien el equipo dejó su puerta a cero, el Numancia llegó bastantes veces aunque ninguna de ellas de infarto para el seguidor rojiblanco. Había miedo a que el cántarose pudiera romper de tanto ir a la fuente, como lo fue conceder cuatro faltas en la frontal a un equipo con Íñigo Pérez, un fantástico lanzador que ayer no lo demostró.

Buena parte del partido resultó ser una batalla por el dominio del medio del campo, más acentuada en la primera parte, cuyo control discurrió al ritmo que unos y otros lograban vencer duelos individuales. Diamanka lideró el cerrojo soriano, que a cada paso incrementaba varios metros su línea defensiva sabedor que al Granada le faltaba su principal arma ofensiva, Machis, al que se echó mucho de menos, ya que Hjulsager, su recambio, pinchó en su primera titularidad: sin ritmo y endeble.

El partido se iba a desencorsetar con el paso de los minutos y la consiguiente pérdida de tono y frescura. En ella salió vencedor el bloque numantino, que asfixió por momentos a un Granada que echó en falta más salida, y que rondaba mucho el gol. En ese agobio apareció como una rosa Kunde, que condujo varias contras y dio salida a Chico y Germán, imprecisos en la salida y pragmáticos en el corte. También Pedro, que brilla más con el rival cansado, y Espinosa, un recurso más en ataque que surgió cuando debió hacerlo, en el minuto adecuado para marcar y celebrarlo señalando con los índices el césped. "Estoy aquí", decía el toledano. Él y el Granada ven la luz... Y el segundo puesto.

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