No son pocas las veces en las que las críticas arrecian sobre el entrenador de turno cuando un jugador no es convocado o no goza de minutos suficientes. Opiniones en muchas ocasiones con razón. Pero hay otros casos en los que la actuación del futbolista le da la razón al técnico por no alinearlo. Esto último fue lo ocurrió ayer en La Rosaleda con Lucas Alcaraz y Tito.

El lateral madrileño, hombre de confianza de Paco Jémez, llevaba sin formar de inicio desde la novena jornada, justo cuando el técnico rojiblanco optó por cambiar el sistema y jugar con Isaac Cuenca de carrilero. Desde entonces, una convocatoria sin llegar a disponer de un sólo minuto, tres partidos viendo a sus compañeros desde la grada y problemas físicos en uno de sus tobillos le relegaron al ostracismo...hasta anoche. Pero a tenor de su actuación, a poco que Dimitri Foulquier esté medianamente bien, es carne de banquillo.

Porque el ex del Rayo Vallecano no mejoró ni mucho menos al lateral galo. Tuvo muy poca trascendencia en el juego ofensivo del Granada CF y a nivel defensivo sufrió mucho para frenar las internadas del ex rojiblanco Juancar. Con el anterior entrenador su presencia en la parcela ofensiva era mayor, sobre todo porque al jugar tan adelantado, en caso de pérdida su responsabilidad era más limitada. Pero como lateral en línea de cuatro, hay que saber medir las subidas al ataque y ahí no estuvo nada acertado. Dio poca profundidad al flanco derecho donde Boga hizo estragos hasta que se lo permitió su fondo físico. El galo no suele ver las subidas del lateral y suele tirar de individualismo, por lo que Tito optó por ni siquiera acompañarlo por lo que los dos contra uno en banda no existieron.

Con el balón en los pies, el '2' rojiblanco no se complicó nunca, quitándose los balones de encima en la mayoría de las ocasiones pero sin buscar como primera opción al compañero sino todo lo contrario. Una actuación muy gris que hará que seguramente Alcaraz opté por Foulquier la próxima jornada si está recuperado físicamente. Una oportunidad que no aprovechó Tito. Lucas tenía razón.