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La misma película en bucle

  • El Granada CF nunca da sensación de poder llevarse el triunfo pese a terminar el duelo con mejor estadística de ataque que el Real Club Celta

De nada le sirvió al Granada CF anoche ser mejor numéricamente que el Celta. Ni 20 acercamientos a la caja gallega, ni 15 disparos, ni 8 saques de esquina fueron bastantes para perforar, aunque fuese una vez, un arco que, a pesar de que las cifras puedan dar una impresión contraria, casi nunca corrió peligro de ser profanado. Un cuadro de Berizzo plagado de no habituales se bastó para manejar el tempo del partido a su antojo, para 'jugar' con un rival hecho muñeco en sus manos y para conseguir un 0-3 con tres chispazos que reflejaron la diferencia de calidad entre uno y otro contendiente.

Los rojiblancos tuvieron algo de más presencia arriba, pero sólo eso, presencia. Especialmente, durante los primeros 45 reglamentarios. En mordiente, empero, se mostraron igual de inocentes que en etapas anteriores y con directores de banquillo ya pasados. Llegaron con más jugadores a las inmediaciones del área rival, mas el resultado fue de escasa productividad. Fueron incapaces de dirigir ninguno de sus seis tiros entre las tres maderas celestes en el primer acto, por lo que la probabilidad de convertir fue nula. En el segundo, además, aunque ajustaron en cierta forma el punto de mira, la sensación que dieron sus acometidas fue de insuficiente amenaza.

62Minutos. Fueron los que tardó ayer el Granada CF en chutar entre los tres palos del Celta.

La pareja de arietes inicial -formada por Kravets y Ponce- creó problemas a la zaga celtiña en algunas ocasiones. No obstante, a veces por bisoñez y candidez -como la del rosarino en el 11', cuando dejo que le comieran la tostada- y otras por falta de puntería, Sergio Álvarez pasó prácticamente inadvertido. Ni siquiera intervino para acabar con peligro antes del asueto.

Y es que el sistema o la apuesta resultan ineficaces si, como ha ocurrido durante toda la campaña, los problemas que han llevado a los granadinistas ser penúltimos no se solucionan. De poco importa mejorar la estadística en la vanguardia y las apariciones ofensivas si no se está capacitado para finiquitar una fragilidad que va a costar un descenso. El técnico Adams no fue el revulsivo esperado por algunos y la indiferencia que mostró la grada hacia su equipo muestra lo que ha sido el curso. Sólo un necio confía en la salvación de una escuadra que se empeña, semana tras semana, en manifestar que no está cualificada para ella.

El Real Club Celta fue mucho más certero. Que hiciese gol en tres de sus cuatro chuts entre palos no sólo significa que la fortuna estuviese de su lado, sino que supieron elegir mucho mejor que los de franjas horizontales a la hora de culminar sus jugadas peligrosas. Estuvieron mejor plantados en el campo. Eso y su mejor aptitud desnivelaron el choque a su favor. El Granada CF fue, una vez más, un equipo casi sin alma, abocado a un precipicio que le va a costar la vida deportiva en Primera. Muchos de los ayer presentes en Los Cármenes se irían con una sensación parecida a la de otras veces, como espectadores de una película ya antes vista.

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