ALMERÍA | granada cf

Con la profundidad de un Tercera

  • Los rojiblancos apenas generan peligro al Almería que vive plácidamente en su área

El día que había que darlo todo y que se apuraban las supuestas opciones de jugar play off, la imagen que ofreció ayer el Granada CF en Almería fue la de un equipo sin alma, con nula personalidad y sin un patrón definido de juego. La supuesta mejor plantilla de la categoría apenas le generó peligro a un equipo de la zona baja de la tabla, uno más, pues fueron tres los disparos entre los tres palos pero ninguno fruto de jugadas elaboradas y, sobre todo, con peligro. Y claro, así es casi imposible ganar.

Puesta en escena

No fue malo el inicio de partido de los rojiblancos en Almería. Tres acercamientos en apenas ocho minutos hacían albergar esperanzas de que, por fin, se podía ganar fuera de casa. Pero como siempre, fue un espejismo. Portugal ordenó un 1-4-1-4-1 con Raúl Baena, la principal novedad, en el eje ayudando mucho a los centrales, lo que hizo que éstos se abrieran mucho y por ende, los laterales pisaran siempre campo contrario. Un planteamiento atractivo pero que careció de profundidad pues en el momento en el que se pasaba la línea del centro del campo las ideas en ataque desaparecieron.

Posesión

En Granada suelen gustar los planteamientos con querencia por tener el balón. Pero si éste se tiene pero no se sabe qué hacer con él, no sirve de nada. Algo así le sucedió ayer al Granada CF. Dominó la posesión en todo momento, llegando a tener picos del 67% pero la pregunta es: ¿donde? Y ese fue el problema. Que Raúl Baena, Saunier y Chico Flores fueran los jugadores que más tocaron el cuero dice mucho del lugar en donde se tuvo el balón. En concreto en zonas inocuas, sin peligro, muchas veces en campo propio y sin superar la primera línea de presión del rival.

Sin profundidad

Tener la profundidad de un Tercera en ataque dice mucho de cómo los jugadores rojiblancos parecen otros a cuando Oltra ocupaba el banquillo granadinista. Aunque en realidad ofrecieron la imagen de casi siempre fuera de casa, la de un equipo sin personalidad, con poca movilidad en ataque y en la que cada uno hacía la guerra por su cuenta. Todo ello hizo que jugadores como Adrián Ramos se desesperaran al no llegarle balones francos, o que Álex Martínez hiciera lo propio con Machís cuando subía la banda y su compañero no le diera ni un balón con ventaja.

Poca llegada

Al no jugar de manera directa salvo en contadas ocasiones, la clave del juego ofensivo radicaba en la línea de cuatro que actuó por detrás de Ramos, pero ni los extremos ni Espinosa ni Kunde desequilibraban. No buscaron zonas poco habituales para generar dudas a su rival a base de movilidad ni tampoco llegaron a las caídas del delantero colombiano cuando desde la zaga se enviaba en largo. Ante tan escasos recursos ofensivos se hacía imposible, al menos, asustar al rival, que se limitó a pertrecharse atrás y busca una contra para sentenciar el duelo como así ocurrió en el descuento.

Los cambios

No cabía otra que arriesgar, y así lo hizo Portugal como no podía ser de otra manera. Primero dio entrada a Montoro en busca de más criterio en la construcción pero la movilidad en fase ofensiva seguía siendo la misma, o sea, inexistente. Posteriormente buscó refrescar la banda derecha dando entrada a Agra por un desacertado Pedro, pero tampoco se mejoró. Su último cambio fue jugar con tres atrás y dos puntas, a la desesperada ante un equipo muy bien ordenado que no sólo no sufrió, salvo un disparo de Montoro que despejó René, sino que supo encontrar su momento para anotar el 2-0. Y de paso terminar con las ilusiones de los seguidores rojiblancos que volverán a ver jugar a su equipo el año que viene en la Liga 1|2|3. Que le den una prima económica al responsable de la destitución de José Luis Oltra, que se la ha ganado.

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