Estando a punto de cerrar un año, el ser humano animal consciente del carácter cíclico del conjunto de la naturaleza, necesita remarcar la forma de medir estos ciclos. Necesitamos compartir con el resto de animales y plantas el irremediable círculo de la vida y la muerte, así en nuestro mundo marcado por el calendario gregoriano celebramos el tránsito entre lo viejo, viciado por el uso, invadido de bien intencionados errores, infectado de intereses y corruptelas.

El año de la aniquilación de personas que huyen de guerras de las que no somos ajenos, deberíamos denigrar del gobierno de Don Mariano cuando de 17 mil refugiados que debemos recibir solo ha permitido acoger dos centenares. Año de crisis que deja un rastro de desigualdad, dudoso honor ser los segundos de Europa, el 20 % de los que tienen empleo son pobres, sufren para cubrir sus necesidades básicas mientras se desmoronan derechos y prestaciones. Un año donde nuestra sanidad y educación están al borde del precipicio por las políticas de Doña Susana. Vimos caer asesinadas decenas de mujeres. La política solo supo criminalizar la solidaridad y escenificar sus juegos, los Sánchez y las Díaz, los Iglesias y Errejones, mucho viejo queda por quemar.

En Jerez seremos capaces de conjurar la situación financiera con unas ordenanzas fiscales progresivas y justas, con la asignación de gastos centrados en el cuidado y los derechos de las personas. Seremos capaces de responder colectivamente en la ciudad del paro, con protección social y atención a la dependencia, con integración de su área metropolitana y rural, contaremos para la Junta de Andalucía en sus planes de ordenación e impulso económico. Merece la pena desearlo, no en balde la tierra dio una vuelta completa.

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