Propaganda, polarización, deslealtad, sectarismo, manipulación, imposición, aislamiento….

Nos han convencido de que titular los problemas con la verdad es de ingenuos, prefieren adornarla para su beneficio.

Pablo mandó piar a sus subalternos con un apretad, apretad, tuiteado en castellano de 'echeniques' maneras.

Empieza a imponerse una nueva vía ideológica en España, con el odio como patria y el rencor como bandera.

La ética democrática es una filfa en manos de dirigentes que avasallan toda honestidad con la excusa del un mal llamado progresismo.

Que el Corredor Mediterráneo siga parado en Pulpí no es culpa del alcalde, sino del ministro Ábalos.

La democracia que nos ofrecen parece endeble. Una especie de pasapuré que lo tritura todo si no es del gusto del que manda.

La nueva normalidad es ver su cara de cemento ante la discordancia entre lo dicho y lo que dejan hecho.

La democracia no es un adorno de quita y pon dependiendo de quien le toque el turno de gobernar.

No es difícil pronosticar que 2021 va a ser decisivo para conocer la valía real de quienes nos gobiernan.