Canción de Amor

35 Aniversario

Javier Ruibal Lo suyo.

Los fieles de Javier Rubial, que se cuentan por miles, están de enhorabuane porque el cantautor del Puerto de Santa María celebró sus 35 años en la música con cuatro conciertos consecutivos en la ciudad de Cádiz. Una selección de los mismos puede verse y escucharse en esta edición que recoge lo más granado de su repertorio, además de seis temas inéditos. Entre ellos A Morente, una viñeta lírica y sentimental, de denso contenido literario, en la línea de los grandes temas de Ruibal. Con Kiko Veneno canta ¡Ay, Pelao!, una rumba callejea, uno de los grandes éxitos del cantautor. Veneno se trae a su terreno, que es también este, la composición de Ruibal, quitándole solemnidad y aportándole humor. Con la maestra Carmen Linares firma la bulería De Málaga, malagueñito inspirada en Picasso. La guitarra flamenca es la de Adriano Lozano y la percusión de Javi Ruibal. Los pies que se escuchan son también de la familia, los de la joven bailaora Lucía Ruibal de cuyo braceo y exquisitas muñecas podemos disfrutar en el DVD. El saxo de Jorge Pardo interviene en otro clásico del repertorio del cantautor, Tanguito, dedicado al músico argentino fallecido a los 26 años. Se trata de otro himno de varias generaciones que impregna por la contundencia y verdad con la que lo dice su creador. Boca de rosa es una soleá, ocasión para el lucimiento de un virtuoso del llamado piano Dorantes en una tesitura jazzística con el contrabajo de Francis Posé. Tomasito ha elegido otra bulería para su colaboración, Cine Macario: soniquete, buen humor y zapateado prodigioso. La melaza de Martirio la ha reservado Ruibal para La boda, desgarrada y terrible, sobrecogedora y balsámica al tiempo. En los tangos Tierra es la voz del viñero David Palomar la que le da la réplica a Ruibal. En esa obra no faltan otros himnos como La gloria de Manhattan, Amada, La rosa azul de Alejandría, Pensión Triana o La dama de la isla. Además de los mencionados, en el disco intervienen Miguel Ríos, Pasión Vega y Jorge Drexler, entre otros.

Para los que no estuvieron allí, poder vivirlo, y para los que estuvieron, poder alimentar la memoria.