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Brown cierra el camino a los rebeldes con un ajuste de su Gobierno

  • El 'premier' se apresura a cubrir los puestos dejados por los dimisionarios, que intentaron desbancar al líder laborista.

El primer ministro británico, Gordon Brown, ha decidido promocionar a sus aliados e introducir algún golpe de efecto para en el reajuste ministerial para hacer frente a dimisión de varios de sus ministros y a la anunciada derrota electoral.

Así, entre los miembros del Gobierno que ganan posiciones destaca Yvette Cooper, hasta ahora secretaria de Estado del Tesoro, que pasa a ocupar la cartera de Trabajo y Pensiones que dejó vacante James Purnell al dimitir anoche para provocar un cambio de líder. Cooper está casada con Ed Balls, ministro de Infancia, Familias y Escuelas, uno de los laboristas más fieles a Brown, a quien asesoró durante años y de quien fue mano derecha cuando era ministro de Economía. La pareja de oro del laborismo, ambos muy fotogénicos y habituales en la televisión, son una apuesta segura para el jefe del Gobierno británico, a quien cada vez le quedan menos partidarios que le garanticen lealtad.

Pero el golpe de efecto, aunque limitado al no ser ministro, lo dio el nombramiento como asesor de Negocios del famoso empresario Alan Sugar, fundador de la empresa Amstrad y conocido personaje televisivo por su labor en el programa The Apprentice (El aprendiz). En este espacio, sir Alan elige entre varios candidatos -a los que somete a exigentes pruebas- al que será "aprendiz" en su imperio empresarial, y su frase más famosa, al deshacerse de los que no le interesan, es: "You're fired" (Estás despedido).

La remodelación ministerial de Brown ha sido, en general, de bajo calado, ya que ha mantenido en sus puestos a la mayoría de los ministros que no le han abandonado primero y ha sustituido a los desertores con gente que ya estaba en el gobierno o lo había estado, como Peter Hain, nuevo titular para el País de Gales.

Según los medios británicos, Brown quería entregar a su amigo Ed Balls el ministerio de Economía, pero no le fue posible por la oposición del actual Chancellor of the Exchequer, Alistair Darling, que no quería ser relegado tras haber tenido que enfrentarse a lo peor de la crisis económica.

A Purnell, que en su carta de renuncia, hecha pública ayer al cierre de los colegios electorales, pidió a Brown que se marchara por el bien del partido, le fallaron los cálculos, ya que no logró instigar la cadena de dimisiones entre sus colegas que pretendía y que hubiera provocado el derrocamiento del primer ministro. En lugar de eso, los fieles al ex primer ministro Tony Blair David Miliband y Douglas Alexander, titulares de Exteriores y Cooperación Internacional, salieron en defensa del jefe de Gobierno, así como el ministro de Empresa, Peter Mandelson, y Alan Johnson, ex ministro de Sanidad que pasa a Interior.

En el nuevo Gabinete destaca la falta de mujeres, excepto Cooper y Harriet Harman, la líder de la Cámara de los Comunes con rango de ministro. Según la prensa británica, el primer ministro no acaba de conectar profesionalmente con el sexo opuesto, y, aunque a nivel de políticas sociales ha favorecido a la mujer, en su Gobierno algunas de sus ministras no se han sentido del todo apoyadas. El último caso, hecho público hoy mismo, ha sido el de la secretaria de Estado para Europa, Caroline Flint, que al presentar su dimisión acusó a Gordon Brown de haberla tratado como "una mujer de escaparate" -presuntamente, por no haberla ascendido a ministra-, y de dirigir un Gobierno "de dos velocidades", con su estrecho círculo y el resto del Gabinete.

Con el cambio de equipo, Brown se asegura, de momento, la continuidad al frente del Ejecutivo, pero nadie descarta que, a medida que se acerquen las elecciones generales (previstas para el 2010), y según como evolucione la economía, le salgan más enemigos.

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