La carrera a la casa blanca La campaña conservadora está cargada de guiños a esta comunidad

Hispanos y Romney ¿un matrimonio imposible?

  • A menos de dos meses de las elecciones a la Presidencia en Estados Unidos, el candidato republicano no logra un apoyo significativo de la población latina

Algo falla en la maquinaria publicitaria republicana, por lo demás bastante efectiva: los hispanos, que por valores familiares e intereses económicos teóricamente deberían sentirse más próximos al partido que trata de recuperar la Casa Blanca para Mitt Romney, parecen huir espantados del candidato conservador.

Cuando quedan menos de dos meses de campaña, la diferencia en preferencias entre Romney y su rival en la urnas, el presidente Barack Obama, supera los 30 puntos. Una distancia muy difícil de reducir cuando la cita electoral empieza a contarse en semanas.

Los estrategas hispanos del Partido Republicano -Romney cuenta con un potente equipo latino- aseguran sin embargo que todavía queda tiempo. "La campaña, el mensaje, realmente comienza en las últimas semanas", aseguró uno de los responsables de comunicación hacia los hispanos de Romney, César Martínez.

"Por lo general la gente hace caso a las campañas después del verano, ése es el momento en que empiezan a tener en cuenta los mensajes. Estamos en buen momento para comunicar", confió.

Martínez es uno de los asesores republicanos que en la última semana de agosto llegaron a Tampa para aprovechar la convención republicana que nominó oficialmente candidato a la Casa Blanca a Mitt Romney e impulsar el mensaje con el que la formación conservadora pretende captar el voto hispano, la primera minoría del país con creciente poder electoral.

El mensaje es, como el resto de la campaña de Romney, esencialmente económico, destacando el hecho de que la comunidad latina ha sido una de las más afectadas por la "fracasada" política económica de Obama.

De hecho, el desempleo hispano ronda el 11%, cuando la media nacional es del 8,3%.

Obama "va a tener que explicar por qué las cosas no han mejorado. Es por eso que la estrategia de Romney va a atraer a todos los estadounidenses, especialmente a los de origen hispano", declaró el senador de origen cubano Marco Rubio en televisión.

"Con Mitt Romney tenemos la oportunidad de surgir otra vez, de hacer nuestro un país que tiene una economía fuerte, un clima para los negocios muy favorable y para la creación de trabajos", dijo el congresista Francisco Quico Canseco en rueda de prensa "hispana" y en español durante la convención celebrada en Tampa.

Ambos son dos de las figuras hispanas de la política republicana más reconocidas.

De hecho, en Tampa se dio una atención especial a los políticos latinos, hasta el punto de que el designado para presentar a Romney en su momento culminante, su discurso de aceptación de la candidatura presidencial republicana, fue el propio Rubio, cuyo nombre suena fuerte en las quinielas para el futuro republicano.

A ello se une, calculan los estrategas republicanos, el sentimiento compartido en materia de valores que aseguran comparten con esta comunidad en general fuertemente religiosa y volcada en la familia.

Los republicanos "tenemos los mismos valores que los hispanos", proclamaba durante la convención la delegada republicana de Puerto Rico Soraya Fonalledas, una de las protagonistas en el proceso de nominación de Romney.

Desde las ondas, uno de los hijos del candidato republicano, Craig Romney, repite también la misma idea en su buen español. "Mi padre Mitt Romney es un hombre de grandes convicciones. Lleva más de 40 años casado con mi madre. Juntos tienen cinco hijos y 18 nietos. Lo que ha logrado en su vida, lo ha hecho trabajando duro, sabe como revivir el sueño americano y necesita tu ayuda para lograrlo".

Con evidente estupor, el equipo de Romney sin embargo ha podido comprobar una vez más, que pese a todos sus guiños hispanos su mensaje no acaba de calar.

Una y otra vez se reclama que aclare su posición ante el tema de la inmigración, en el que durante la campaña de primarias calificó las escasas medidas de Obama de "amnistía" y llegó a usar el término "autodeportación", denostado por los influyentes grupos de presión latinos del país.

Visiblemente frustrada, la asesora de campaña hispana de Romney, Sharon Castillo, optó en Tampa por pasar al contraataque.

"El hecho de que estamos hablando de migración hoy es señal de la falta de liderazgo de Obama. Él tuvo dos años de un Congreso demócrata donde podría haber lanzado una reforma migratoria exhaustiva como prometió. Promete una cosa durante la campaña y hace otra cosa cuando llega a la Casa Blanca", afirmó.

Un argumento difícil de que pueda convencer al electorado hispano que, con suerte para los republicanos, se quedará en casa el día de las elecciones en vez de ir a votar por Obama, tal como temen los demócratas.

El problema republicano con el electorado hispano es el de más calado. Los hispanos constituyen la primera minoría de EEUU y suman un 16,3% de la población total. Son además la minoría que más rápido crece, hasta superar dentro de cuatro décadas los cien millones de personas.

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