Un grupo de nativos amazónicos peruanos secuestró ayer a 38 policías que custodiaban instalaciones de la petrolera estatal en el norte del país, en el marco de una ola de protestas para exigir la derogación de una decena de decretos contrarios a los intereses indígenas. 

El primer ministro Yehude Simon confirmó el rapto en una rueda de prensa a la que acudió junto a otros miembros del Gobierno. El jefe del Ejecutivo hizo balance de los incidentes violentos registrados en la localidad de Bagua y situó el número de fallecidos en 14, once de ellos policías y el resto indígenas, y en 109 los heridos. Sin embargo, otras fuentes citadas por el diario 'El Comercio' elevaban el número de muertos a 34. 

La ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, indicó que alrededor de mil indígenas perpetraron el secuestro de los agentes, que fueron sometidos a una "acción de fuerza". No obstante, mostró su confianza en que pueda establecerse algún diálogo con los captores.