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May confirma que no activará la salida de la UE antes de fin de año

  • La primera ministra británica reitera ante Merkel que "Brexit' significa 'Brexit", pero pide tiempo para preparar negociaciones y tener "claros" sus objetivos.

La canciller alemana, Angela Merkel, y la primer ministra británica, Theresa May, apostaron este miércoles por un camino constructivo para un Brexit que ven como inevitable, inclusive si las negociaciones no arrancan este año, en un primer encuentro muy mediático entre dos líderes obligadas a entenderse.

Merkel repitió ante su interlocutora la que ha sido su máxima desde que los ciudadanos británicos optaron en referéndum por la salida de la UE: que corresponde al Reino Unido "definir su relación futura" con el bloque comunitario y que las negociaciones no se abrirán hasta que ese país no formalice la petición al respecto. May, en su primera visita al extranjero desde que asumió el cargo, reiteró que "Brexit significa Brexit", para añadir que necesitará un tiempo para preparar esas negociaciones y tener "claros" sus objetivos, y aseguró que no invocará el artículo 50 del Tratado de Lisboa -que activa el proceso de salida- antes de fin de año. "Es absolutamente comprensible" que el nuevo Gobierno del Reino Unido precisará "ese tiempo", respondió la canciller, ya que tendrá que "reflexionar" primero sobre cuáles son sus intereses.

Es "importante" para todas las partes que Londres acuda a las negociaciones "con unas posiciones bien definidas", prosiguió la canciller antes de elogiar los lazos de amistad y los vínculos que unen a Berlín y Londres, tanto a escala bilateral como multilateral. "Nosotros no hemos pedido al Reino Unido que se vaya de la UE", sino que es una decisión de los ciudadanos británicos en referéndum, recordó la líder alemana, quien señaló que se debe respetar ese voto aunque no es el que Berlín hubiera deseado. La canciller indicó que el Reino Unido "seguirá siendo una parte de Europa" y "deberá cumplir con sus obligaciones", aunque no se sentará ya en los Consejos de la UE, por lo que deberán buscarse "otros caminos" para mantener la relación entre ambas partes.

May, por su parte, aseguró que el Brexit no significa "alejarse de los socios europeos", con los que desea mantener relaciones "fuertes y constructivas", y garantizó a su anfitriona que su país observará mientras sea miembro de la UE todos sus "derechos y obligaciones". La líder británica, en el cargo justo desde la semana pasada, asume que sus plazos no gustarán a todo el mundo, pero afirmó que su objetivo es trabajar para respetar la decisión de los británicos y también los intereses de los socios europeos, en beneficio de ambas partes.

Ambas pasaron de puntillas sobre la elección de Boris Johnson como ministro de Asuntos Exteriores, pese a los recelos que éste despierta entre los aliados tanto por haber sido el abanderado del Brexit como por sus provocaciones en campaña electoral. Todos los ministros de su Gobierno "trabajarán para construir una buena alianza" con sus socios, garantizó May, mientras Merkel destacaba que el Reino Unido es un país "experimentado" en relaciones diplomáticas y prometía unas negociaciones "tácticamente interesantes", en las que todos hablaremos "de igual a igual".

Era el primer encuentro entre dos líderes de las que en los últimos días se han destacado tanto las similitudes de sus perfiles políticos y personales, como las diferencias que separan la situación actual de sus respectivos países dentro de la UE. Ambas lideran dos formaciones conservadoras; ambas rondan los 60 años -62 recién cumplidos, la canciller; 59, la británica-; no tienen hijos y ambas crecieron en un hogar con un padre consagrado a la Iglesia -pastor protestante y presbiteriano, respectivamente-.

Merkel, con diez años largos en la Cancillería, había invitado a May la semana pasada, casi inmediatamente después de asumir un cargo cuyo cometido principal será preparar el Brexit decidido por el voto de los británicos en el referéndum del pasado día 23 de junio. Se daba por hecho que del primer encuentro no podían salir grandes anuncios -entre otras cosas, porque ello contravendría el principio de que no se abren negociaciones hasta la petición formal de Londres-. Pero también que el estreno en Berlín debía servir para algo más que para brindar a fotógrafos y cámaras de televisión las primeras imágenes de las dos damas fuertes europeas juntas. A la comparecencia conjunta, una hora después de ser recibida May en Cancillería con honores militares, siguió una cena entre ambas, probablemente más sustanciosa que lo revelado ante los medios.

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