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Néstor Kirchner echa al ministro de Sanidad y coloca a un fiel

  • Los problemas del campo desencadenan una grave crisis en el Gobierno argentino, donde la influencia del ex presidente se hace cada vez más evidente

La renuncia del ministro de Economía argentino Martín Lousteau y su reemplazo por Carlos Fernández, considerado un incondicional del ex presidente Néstor Kirchner, marca la crisis en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y replantea cómo se delineará en adelante la política económica.

A poco más de cuatro meses de asumida la presidencia, la gestión de Fernández de Kirchner se encuentra sumida en una delicada negociación con el sector agropecuario, motor de la economía argentina, y ante el desafío de frenar la inflación y los primeros signos de desaceleración económica después de seis años de crecimiento.

El Gobierno no aceptó la propuesta de Lousteau para estabilizar la economía y fue el propio Néstor Kirchner quien lo anunció. En su primer acto como presidente del Partido Justicialista (PJ, peronista) advirtió el jueves que los llamamientos de los economistas a enfriar la economía en realidad buscan "que los argentinos no consuman, no coman, no tengan trabajo para exportar todo afuera y así ganar cinco o diez veces más".

En cambio, el ahora ex ministro, un reconocido economista de 36 años, había advertido al presentar su renuncia: "Si no tomamos estas iniciativas, o algunas muy parecidas, vamos hacia una crisis delicada".

En los últimos días había insistido en mantener el crecimiento económico, pero a una tasa menor al promedio del 8% que registró Argentina en los últimos años, de entre un cinco y seis por ciento, y controlar la inflación, que según estudios privados podría llegar este año a entre un 20% y 30%.

Lousteau había quedado debilitado tras anunciar el sistema de retenciones móviles a las exportaciones de soja y girasol, que desató las protestas del agro, y la cada vez mayor influencia del controvertido secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, un aliado de Néstor Kirchner.

El poder de decisión del Palacio de Hacienda sobre la política económica se fue reduciendo día a día, siguiendo la tendencia que ya había comenzado durante el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), tras la salida del influyente ministro de Economía Roberto Lavagna, enfrentado con el Ejecutivo. Desde entonces pasaron varios ministros del área por la gestión de los Kirchner.

El nuevo ministro de Economía, Carlos Fernández, es un hombre de bajo perfil y de estrecha relación con el matrimonio presidencial, por lo que los analistas coinciden en que será un aval de la continuidad del modelo y garantiza poner fin a las internas abiertas en la conducción económica. Y señalan, en ese sentido, que se refuerza la presencia de Néstor Kirchner en el manejo de la economía. El economista Orlando Ferreres restó importancia al recambio ministerial. "Ya nadie se ofrece como ministro, porque sabe que no hay Ministerio de Economía. Es un lugar que tiene muy disminuidas sus actividades", declaró, tras lo cual consideró que el Palacio de Hacienda "es una subsecretaría de política económica o algo así".

La líder de la opositora Coalición Cívica, Elisa Carrió, afirmó por su parte que la designación de Fernández es "un salto a la irracionalidad política y económica". "Néstor Kirchner es el que tiene el verdadero poder en la Argentina, que pudo haber utilizado para distender, para resolver, para pacificar o, como finalmente lo usó, para redoblar la apuesta, sostener a Moreno, aumentar la debilidad de la presidenta y, finalmente, para enfrentarse con el campo", criticó.

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