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Un año después de Niza: "Toda mi vida seré infeliz"

  • "No hay que tener miedo, el miedo mata la alegría", reza una pancarta en una ciudad que va recuperando su tirón turístico tras el atentado

Altar conmemorativo en el Paseo de los Ingleses de Niza

Altar conmemorativo en el Paseo de los Ingleses de Niza / Sebastien Nogier (Efe)

El color celeste del agua del Mediterráneo podría servir para adornar la tapa de un folleto turístico. Algunos veraneantes toman sol sobre sus toallas, una pareja joven se saca unas fotografías, todo parece normal en la turística Niza, en la Costa Azul francesa. 

Sin embargo, a unos metros de allí hay cuatro militares patrullando el paseo marítimo, con las manos en sus fusiles. Bajo el calor del mediodía, unos trabajadores terminan de colocar los postes que funcionarán como barricada para proteger la zona peatonal de posibles ataques.

Muy cerca, un gran corazón recuerda desde hace poco a las 86 personas que murieron el 14 de julio de 2016. Un año después del atentado con un camión, la ciudad homenajeará el viernes a las víctimas.

El aniversario remueve los recuerdos sobre el horror que desató el tunecino Mohamed Lahouaiej-Bouhle, de 31 años, al atropellar con un camión a la multitud en la Promenade des Anglais (Paseo de los Ingleses) El ataque en el Día Nacional de Francia representó un duro golpe para el país, azotado por el terrorismo.

Hoy en día la ciudad, conocida por su estilo italiano, se divide entre el trauma y las ganas de seguir adelante. Los que más lo sufren son las víctimas y los familiares de los fallecidos.

"En general la gente no se recuperó después de un año", dice Emilie Petitjean. La mujer de 36 años es presidenta de la asociación de víctimas Promenade des Anges (Paseo de Ángeles) y perdió a su hijo Romain, de diez años, en el atentado. "Algunos están igual que el 14 de julio a las 22:34 horas", asegura.

La mujer relata la llamada que recibió ese día de su ex marido, que estaba de paseo con el niño. "Quedé helada", dice Petitjean. "Ni siquiera lloré, porque no me di cuenta de lo que pasaba". Pero las lágrimas llegaron después, durante días y noches, a lo largo de semanas.

Petitjean cuenta que después de los atentados de París le prometió a Romain que haría todo lo posible por protegerlo. "'A ti no te pasará nada', le prometí a mi hijo", dice con la voz quebrada. "Durante toda mi vida seré infeliz. Tendré algunos momentos de felicidad, espero, pero inevitablemente se verán opacados por la ausencia de mi hijo mayor".

En el libro que está junto al memorial provisorio -el definitivo será erigido más adelante- se ven mensajes desgarradores. "Para mamá, nunca te olvidaremos", se lee en una letra de niño. Y en otra página: "No hay que tener miedo, el miedo mata la alegría".

Por la noche, para recordar el atentado, se encenderán 86 columnas de luz que iluminarán el cielo, mientras que el mismo día se colocarán 86 piedras de la playa de Niza pintadas de azul, blanco y rojo a 6.000 metros de altura, en la cima del Himalaya.

"Para las familias será un momento difícil", considera Catherine Chavepeyre-Luccioni, responsable de la ayuda a las víctimas en el consejo de la ciudad. Para Niza, el día también será "un momento de renacimiento", asegura. Durante un año, la ciudad no permitió ningún evento en el paseo marítimo, algo que finalmente cambiará.

"A partir del 15 de julio regresará la vida a la Promenade des Anglais", asegura el responsable de turismo, Rudy Salles. La municipalidad gastó 20 millones de euros en la renovación del bulevar.

El turismo, esencial para la vida de Niza, resurgió en la ciudad. En los meses posteriores al ataque la cantidad de visitantes cayó un diez por ciento y los ingresos un 20 por ciento, relata Salles.

Desde diciembre las cifras van en aumento, aunque no se está al nivel del primer trimestre de 2016, cuando la Eurocopa atrajo a numerosos visitantes a la ciudad. "Pero de todas formas volvimos al nivel de 2015, que fue un año muy fuerte", asegura.

El ataque generó fuertes discusiones en Francia. El de Niza fue el tercer gran atentado en un año y medio, la gente estaba desgastada y la oposición atacó duramente al Gobierno. Ese fue el contexto que propició el acalorado debate por la prohibición de los burkinis en muchas playas del país. Entre tanto se calmaron las aguas, sobre todo porque desde entonces no hubo ningún ataque de esa dimensión.

Para las víctimas aún hay preguntas sin responder. Una de ellas tiene que ver con la responsabilidad por la posible negligencia a la hora de tomar medidas de seguridad. La ciudad y el gobierno central se enfrentaron en una batalla al respecto, sin un resultado claro.

Los investigadores encontraron rápidamente indicios sobre la radicalización islamista del autor del atentado, pero a pesar de que el Estado Islámico (EI) se adjudicó el ataque, hasta el momento no se encontraron conexiones con la organización terrorista.

Emilie Petitjean cuenta que en algún momento se dijo: "No tengo opción, seguiré viviendo". Pero asegura que nada será como antes y que no dejará que su hijo menor, medio hermano de Romain, vaya a un espectáculo de fuegos artificiales o al carnaval.

"Logré llevarlo al cine, donde estaba totalmente atemorizada", cuenta, y destaca que para muchos familiares es importante que en el aniversario se hable sobre Niza, que no se olvide esta tragedia. "Pero el 15 de julio no estaré mejor".

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