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Yulia Timoshenko, la 'princesa del gas', retoma por fin el poder en Ucrania

Después de vivir una ascensión y una caída, Yulia Timoshenko, una de las protagonistas de la Revolución Naranja en Ucrania, renació de sus cenizas y se convirtió nuevamente a los 46 años en primera ministra, tras la ratificación lograda ayer en el Parlamento.

Un total de 226 diputados de la coalición favorable a Timoshenko votó a favor de su candidatura en el Parlamento, compuesto por 450 escaños, o sea el mínimo requerido para ser aprobada. Tan resplandeciente como siempre, esta mujer menuda y glamorosa, peinada con su tradicional trenza rubia, asegura haber aprendido de los errores cometidos después de la Revolución Naranja, movimiento de protesta popular que llevó al poder al presidente pro occidental Viktor Yushenko en 2004.

"Es más fácil ganar que conservar la victoria y sacarle provecho", declaró en la última edición del semanario Korrespondent.

Apodada princesa del gas por sus fructíferos negocios con esa fuente de energía, Timoshenko es venerada por su combatividad y temida por su sed de poder y sus posiciones radicales y se convirtió en febrero de 2005 en la primera mujer ucraniana en dirigir un gobierno.

Apreciada por una parte de la población por su lucha contra los oligarcas, su política teñida de populismo tropezó con el rechazo de los inversores, temerosos de que pusiese en práctica planes de replanteamiento de las privatizaciones que perjudicaran sus intereses comerciales.

Su reinado duró poco, no pasó de los siete meses, de febrero a septiembre de 2005. Más tarde estuvo a punto de convertirse de nuevo en primera ministra tras las elecciones legislativas de marzo de 2006, aunque finalmente Yushenko eligió a Viktor Yanukovich, su adversario durante la Revolución Naranja, a cambio de la promesa de mantener una política pro occidental.

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