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"No se puede arreglar Afganistán sin resolver Pakistán y al contrario"

  • El experto sostiene que los talibanes están intentando crear bases en las que Al Qaeda introduzca a europeos, africanos y asiáticos para llevar a cabo ataques

Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció hace unos días su política para Afganistán daba la sensación de que hubiese estado escuchando al periodista y analista político paquistaní Ahmed Rashid, quien en su libro Descenso al caos retrata cómo el envenenado conflicto de Afganistán ha conseguido convertirse en una bomba regional a punto de estallar y con una onda expansiva capaz de causar daño a miles de kilómetros, en Europa o Estados Unidos.

"No se puede resolver Afganistán sin resolver Pakistán y al contrario", afirma tajante Rashid. "La cuestión -prosigue- es que los talibanes afganos tienen allí su mayor santuario. Es de Pakistán de donde obtienen su logística, su dinero, su comida, todo lo que sostiene la insurgencia".

"Tenemos que conseguir que las autoridades paquistaníes hagan algún movimiento contra los talibanes afganos y eso no lo ha hecho la Administración del ex presidente estadounidense George W. Bush, por eso necesitamos una política del palo y la zanahoria de Obama y los países de alrededor, para que hagan algo contra los talibanes afganos y, por su puesto, contra los talibanes pakistaníes también".

El analista, que colabora con prestigiosos diarios como el The Washington Post o The International Herald Tribune, entre otros, sostiene que existe un peligro muy grande no tanto por si los talibanes llegan a grandes ciudades, sino por el caos completo que pueden crear en la región tomando las zonas rurales, impidiendo el desarrollo económico y creando una situación de anarquía. "Lo que sería muy peligroso en un país como Pakistán, el séptimo más poblado del planeta, que tiene armas nucleares y un conflicto con la India".

"La amenaza principal es que están intentando crear bases en Afganistán y Pakistán en las que Al Qaeda pueda introducir a europeos, africanos y asiáticos para llevar a cabo ataques. Y eso lo estamos viendo en las células que han desactivado en España, Alemania, en toda Europa. Algún día conseguirán llevar a cabo los atentados. Así que se trata de una situación extremadamente peligrosa, mucho más que antes del 11 de septiembre de 2001".

El fracaso de Bush en llevar un desarrollo económico palpable tras la invasión de 2001 a un pueblo que ya venía sufriendo décadas de hostigamiento, finalmente ha acabado por convertir a los extremistas musulmanes en un referente y modelo de lucha para amplios sectores de una población decepcionada.

"No hay sólo talibanes afganos, ahora hay talibanes paquistaníes y tal vez mañana haya talibanes en India", apunta Rashid. En países como Pakistán o la India los extremistas se han convertido en una amenaza significativa con dimensiones transfronterizas, un fenómeno que analizó en su anterior libro, Los talibanes, publicado unos meses antes de los ataques terroristas en Estados Unidos.

Al buscar las razones de este creciente peligro, Rashid explica de forma resumida que el Gobierno de Bush nunca cumplió las promesas que hizo para la reconstrucción de Afganistán y ello fue debido principalmente a la guerra de Iraq. A ello se suma la fractura que su política causó en la comunidad internacional.

"Ahora, ocho años después, la nueva Administración de Obama tiene que rectificar las políticas incorrectas. Están centrados en Afganistán y Pakistán y la cuestión es si pueden conseguir realmente que la Alianza Atlántica y la Unión Europea vayan de la mano con ellos".

Para Rashid eso no significa solamente enviar más tropas. Se precisa de una inversión mucho más integral que impulse el desarrollo, construya infraestructuras necesarias, se invierta en la economía afgana y se construya un Ejército y una Policía afgana, iniciativas todas ellas que encajan con los planes expuestos por Obama y que en la cumbre de la OTAN han sido bien recibidas por los países socios.

Es importante que "Pakistán cambie de rumbo", subrayó, de lo contrario la región se podría convertir en un infierno de dimensiones insospechadas.

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