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Dos días que fueron 63 años

  • Los palestinos de los campos celebran el Día Internacional del Refugiado manteniendo viva la llama de la esperanza de un futuro regreso que se antoja imposible

Los palestinos conmemoraron el Día Internacional del Refugiado con la esperanza de volver algún día a las casas y tierras de las que se vieron despojados hace 60 años, a raíz de la creación del Estado de Israel.

Postrado en una silla de ruedas, enfermo e incapaz de moverse o articular palabra, Zaki Ateya al-Sherif, un refugiado de 80 años mueve la cabeza negativamente cuando su esposa, Zakeya, de 75, le pregunta si desea ser enterrado en este campo de refugiados del norte de la Franja de Gaza. "Él quiere decir que prefiere ser enterrado en nuestra aldea de Yebna", explica su mujer, al referirse a su vieja localidad natal, entre Tel Aviv y Ashdod.

Zakeya tenía apenas 14 años cuando abandonó en el verano de 1948 la aldea palestina, hoy una ciudad israelí llamada Yavne de más de 31.000 habitantes.

Zaki, Zakeya, sus siete hijos y sus nietos han vivido en la misma casa de dos habitaciones en el campo de Yabalia desde que marcharon de Yebna durante la primera guerra árabe-israelí, tras el establecimiento del Estado judío.

La techumbre de su humilde vivienda, ubicada en un estrecho callejón del campo de refugiados, está hecha de amianto.

El campo de Yabalia, construido a principios de los años cincuenta por la Agencia de la ONU para el Socorro a los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (Unrwa) sobre un área de 144,8 hectáreas al noreste de la ciudad de Gaza, cuenta hoy con una población de 176.286 refugiados, lo que lo convierte en el más grande y poblado de la región.

"Sigo recordando la noche en que dejamos Yebna. Mi padre nos dijo que debíamos irnos durante un día o dos hasta que la guerra acabara y pudiéramos regresar. Aceptamos marcharnos, pero nunca imaginamos que los dos días se iban a convertir en 63 años", recuerda la abuela al rememorar lo que considera "una pesadilla".

De acuerdo con estadísticas oficiales de la Unrwa, el número de refugiados palestinos en los territorios ocupados, Líbano, Siria y Jordania es de 4,8 millones, lo que representa el 43,4% del número total de palestinos que vive en todo el mundo.

"La vida en el campo de refugiados es más dura de la que teníamos en nuestra ciudad de nacimiento. Solíamos trabajar nuestros propios campos donde crecían cítricos, olivos, así como trigo y cebada. La vida aquí nunca puede ser una alternativa a la vida allí, y deseamos regresar tarde o temprano", afirma Zakeya.

La cuestión de los refugiados palestinos sigue siendo central en el conflicto de Oriente Próximo y sirve de punta de lanza a la causa palestina en tanto que es uno de los asuntos fundamentales aún no resuelto.

Apelando a las consecuencias que tendría para su demografía aceptar a 4,8 millones de palestinos, Israel sostiene que la cuestión de los refugiados debe ser resuelta dentro del futuro Estado palestino o por vía de la compensación económica.

Husam Ahmed, funcionario del Departamento de Refugiados del movimiento islamista Hamas se queja de que pese a las numerosas resoluciones de la ONU para resolver la cuestión, "la ocupación israelí las ha ignorado".

"Siempre hemos dicho que la cuestión de los refugiados palestinos es responsabilidad de la comunidad internacional y debe figurar como prioridad", sostiene Ahmed, para quien "la ONU ha abordado la cuestión durante 63 años y desde entonces nada se ha logrado".

Entretanto, Zakeya al-Sherif no olvida aquellos días difíciles en que su familia se vio obligada a abandonar su hogar y caminar hasta la Franja de Gaza y lamenta que "la comunidad internacional siempre ha hecho promesas que nunca ha cumplido".

Al igual que lo hace cada refugiado palestino, cuando se le pregunta a esta abuela, a sus hijos o nietos de dónde son, responden sin dudarlo: "Soy de Yebna, de Jaffa o de Ashdod (localidades en Israel)", en lugar de decir, "del campo de refugiados de Yabalia, Balata o al-Yarmuk".

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