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El ex presidente Ben Ali y su mujer son condenados en rebeldía a 35 años

  • El ex presidente tunecino, refugiado en Arabia Saudí, es hallado culpable de obtención ilegal de grandes cantidades de dinero y joyas y deberá pagar una multa que supera los 50 millones de euros

El expresidente tunecino Ben Ali y su esposa Leila Trabelsi fueron condenados en rebeldía a 35 años de cárcel en un proceso en el que eran juzgados por desvío de fondos públicos, anunció un juez. Ambos fueron encontrados culpables de haber acumulado de manera ilegal gran cantidad de dinero y joyas y deberán pagar a las arcas públicas una suma que supera los 50 millones de euros.

Por otro lado, el juez anunció el aplazamiento hasta el 30 de junio del veredicto sobre el resto de los 92 cargos que pesan sobre el ex dictador tunecino, entre ellos el contrabando de armas y drogas, con el fin de permitir a los abogados designados de oficio preparar su defensa.

El proceso del destituido presidente de Túnez, Zine Abidine ben Ali, muy esperado por ser el primero de este género en la historia del mundo árabe, se abrió ayer en primera instancia en la capital del país. "Este juicio es tan importante en Túnez como en el extranjero. Intentamos que haya un proceso equitativo y justo", declaró uno de los abogados defensores de Ben Ali a la cadena de televisión qatarí Al Jazeera.

Los letrados de oficio reprocharon al tribunal el poco tiempo que han tenido para preparar la defensa de su cliente, y en este sentido señalaron que habían recibido el encargo sólo dos semanas antes de iniciarse el proceso.

La audiencia de ayer, que se desrrolló con una gran afluencia mediática y en un ambiente tenso tanto en el interior como en el exterior del tribunal, tuvo lugar en ausencia de Ben Ali, refugiado en Arabia Saudí en compañía de su esposa desde el pasado 14 de enero, cuando debió abandonar el país debido a la presión de la calle.

El destituido presidente tendrá que responder a otras 92 acusaciones, 35 de las cuales serán juzgadas por una jurisdicción militar. Ante el tribunal militar, que ha reclamado su extradición a Arabia Saudí, deberá responder de las acusaciones de homicidio con premeditación en relación con las muertes de manifestantes además de practicar la tortura a algunos de ellos, con unas penas que podrían ir desde los cinco años de reclusión hasta la pena capital.

Sin embargo, en la sesión de ayer se presentaron acusaciones de malversación y blanqueo de dinero público, detentación de armas y tráfico de drogas, que afectan al ex presidente y a su esposa.

Tras la lectura del acta de acusación, el representante fiscal pidió la pena máxima para el presidente y su esposa, y acusó a ambos de "traicionar a la nación".

En un comunicado hecho público ayer en Beirut por su abogado libanés, Ben Ali rechazó todas las acusaciones.

En su descargo afirmaba que nunca abandonó su puesto y tampoco se dio a la fuga. Su abogado precisó que "esto no quiere decir que Ben Ali se considere aún el presidente de Túnez".

El ex jefe del Estado explicaba que el director general encargado de su seguridad, Ali el Siriati, le dijo el 14 de enero que querían asesinarlo y que el palacio presidencial estaba rodeado. "Salí engañado de Túnez", contó. "Ali el Siriati insistió en que acompañara a mi familia a Yeda por unas horas para que los servicios de seguridad pudiesen desenmascarar el complot y garantizar mi seguridad", aseguró. "Entonces tomé el avión con mi familia (...) pero, tras nuestra llegada a Yeda, el avión volvió a Túnez sin esperarme, contradiciendo mis órdenes claras", explicó. "Me quedé en Yeda en contra de mi voluntad. Más tarde, se anunció que yo había huido de Túnez".

Algunos ciudadanos tunecinos, interrogados por la televisión pública local, calificaron este proceso de "parodia y de juicio vacío y sin sustancia".

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