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Las últimas horas de Bush

  • El presidente saliente cuenta con poco más de dos meses para tomar las postreras grandes decisiones de su mandato

El presidente saliente, George W. Bush, tiene poco más de dos meses para lanzar una reforma del sistema financiero, solucionar las condiciones de la ocupación militar en Iraq y, quién sabe, capturar a Osama ben Laden.

En un contexto difícil como pocos en el momento de una transición presidencial, Bush cuenta desde la noche del martes con una nueva complicación: la elección de Barack Obama para sucederle.

El impopular Bush rompió el miércoles el silencio de los últimos días de campaña aunque no dio síntomas de querer renunciar a ninguna de sus prerrogativas, ni siquiera a uno solo de los 75 días que le quedan para dejar la Casa Blanca, el 20 de enero a mediodía.

"Hay un importante trabajo por hacer en los próximos meses y seguiré conduciendo las cosas del pueblo durante el período que el cargo esté a mi cuidado", dijo Bush, que prometió tener a su sucesor "totalmente informado de las decisiones importantes". "Siempre dijo que correría hasta la línea de llegada, y mantiene su palabra", dijo su portavoz, Dana Perino.

La cuestión es saber cómo tendrá en cuenta Bush la realidad Obama en las últimas decisiones de sus ocho años de Presidencia.

En estos días, Washington hablará formalmente sobre las condiciones de la presencia militar estadounidense en Iraq después del 31 de diciembre. EEUU y el país árabe tienen, en principio, hasta fines de 2008 para llegar a una decisión sobre la ocupación. En el estado actual de las cosas, los soldados estadounidenses saldrían de Iraq a fines de 2011. Aunque Bush se contiene y resigna a tal plazo, éste es más largo que el de Obama, que prometió una retirada de las tropas en 16 meses.

Bush también tiene entre manos la revisión de la estrategia respecto a la ocupación en Afganistán y una crisis financiera.

Algunos socios de Bush le reclaman, desde ya, medidas financieras tangibles para reformar un sistema financiero que quebró.

La Casa Blanca se niega a comprometerse a que la cumbre internacional en Washington el 15 de noviembre tenga tales resultados. Si el Gobierno considera esta cumbre como la primera de una serie, ni siquiera es seguro -al menos públicamente- que la próxima tenga lugar bajo el mandato de Bush.

Frente a una de las primeras causas de la debacle financiera, al Gobierno actual aún le quedan algunas semanas para armar un plan de varias decenas de miles de millones de dólares y para ayudar a millones de propietarios amenazados por el embargo de sus casas.

Bush también se encuentra sometido a la presión de sus rivales demócratas, que reclaman un segundo plan de rescate de la economía antes incluso del fin de la Presidencia en curso.

Hasta ahora, el Gobierno Bush mostró su reticencia. Dice que lo que le sentaría bien a la economía sería que el Congreso ratifique los tres TLC acordados con Colombia, Panamá y Corea del Sur.

La no ratificación se incluiría junto a las tareas inacabadas de Bush, que van de la guerra de Iraq a un acuerdo de lucha contra el calentamiento global. Y además, el organizador de los atentados que cambiaron el curso de su Presidencia sigue libre.

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