Aquí parece que siempre estamos en primarias, a las puertas de secundarias, o en algún momento antes de tener que decidir. Plantearse unas terciarias sería ya el acabose. Y lo de las cuaternarias sería para hacer un máster en pleistoceno con dinosaurios de toda la vida sacando la cabecita para enredar aun más. Es lo mismo que pensar que estamos siempre antes de las primarias para todo, lo que significaría estar en el limbo de estar en guardería o parvulitos, que tanto monta. O sea en pañales, con los dodotis llenos de sustancia, con fugas por todos lados, con escoriaciones por la falta de limpieza y con olor a putrefacción intratable ni con toneladas de nenuco a granel. Es lo que tenemos. Primarias de unos, de los otros, de los ganemos, de los podemos, de los de necesitamos y de los de adónde vamos. Primarias de los de derechas y de los de izquierdas. De los del Norte y los del Sur. De los de la ronda este y los de la circunvalación del oeste. Primarias que sirven para dejar a cada cual en su sitio y hacer que las secundarias se queden en aguas de borrajas ante tanta ignominia.

Lo malo, es que ante anta primaria, se abandone lo sustancial. Lo sobrinos de Susana Díaz, que veranean en Chipiona, se han quedado de piedra, al ver que su tía política no ha acudido para, como tenía previsto, aterrizar en Jerez en olor de multitudes para inaugurar el congreso de mujeres por el espacio mediterráneo. Culpa de ganar o de perder unas votaciones. Sustancial y necesario, porque Jerez también es Andalucía, y porque todo lo que huela a elecciones suena a reválida de primaria. Que lo hagan los de barba, testosterona, y corbata obsoleta ya es del cuaternario. Pero que sean las mujeres con coraje sobreentendido y con vanagloria del socialismo es puro cachondeo. Cualquier título de EGB o de primaria, junto a un buen curriculum de mujer, debería ser suficiente para una evaluación positiva de la vida.

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