Pablo Carbonell. Cantante de Los Toreros Muertos

"Para Agustín Pantoja nosotros habíamos matado a su cuñado"

  • La banda que popularizó temas como 'Mi agüita amarilla' actúa esta noche en la sala El Tren.

Algún padre desprevenido regaló a su hijo un disco de Los Toreros Muertos en el que viajaban a Biafra atendiendo tan solo a los coloridos dibujos de la portada. Y ese niño agradeció la poca atención de sus progenitores al descubrir a una de las bandas más surrealistas de la historia. Al frente estaba Pablo Carbonell con su traje azul plagado de nubes, el mismo que después se vistió de negro como reportero de CQC o se puso una bata de médico para actuar en Hospital Central. Esta noche, en la sala El Tren, vuelve a los escenarios al frente de la banda que demostró que ir a orinar al baño también merece una canción.

-Su primer disco se llamó 30 años de éxitos. Ahora que sí celebran su 30 aniversario, ¿cómo piensan titular el disco en directo que grabarán en este gira?

-Estaría hermoso titularlo Sesenta años de éxitos y poderlos celebrar. No crea que cuando pusimos ese título pensamos que llegaríamos a esta fecha. El título que pondremos no estoy autorizado a revelarlo. Entre otras cosas porque todavía estamos estudiando esa materia.

-Uno de sus grandes temas, Me gusta jugar con mi amigo Manolito, contiene estrofas como mi mujer está callada, y no lo estropea, y nos trae las cervezas... ¿Es una canción abiertamente machista?

-Esa canción es deliberadamente misógina sobre lo ridículo de esa actitud. No olvide que el estribillo es algo subversivo: Me gusta jugar con mi amigo Manolito. Ahí hay tomate.

-Otro éxito, On the desk, ¿fue la canción con la que Ana Botella aprendió inglés?

-Me ha descubierto. ¿Quién se lo ha chivado? Es un tema que hicimos con la intención de sacar a relucir la falta de interés por ser entendidos de los cantaores pop que cantan en inglés. La canción le ha dado la vuelta a esa situación y ahora mismo todo el mundo habla inglés. Como Ana Botella.

-¿Sería posible con el actual panorama monocorde de la música la aparición de un grupo como Los Toreros Muertos?

-Claro, si fuesen capaces de adelantarse a su tiempo, sí. Lo que pasa es que no los entenderían hasta treinta años después. Y ese es un plato que no a todo el mundo le apetece.

-¿Siguen siendo hijos de la erupción de los ochenta?

-Yo en concreto soy de una erupción anterior. Nosotros somos hijos de la resaca de los ochenta. Somos de 1985. En el segundo lustro de los ochenta, el de la resaca. El mundo necesitó una banda como pista de aterrizaje y ahí estuvimos nosotros, como un puente sobre aguas turbulentas.

-¿Por qué lo dejaron y por qué retornan ahora?

-Cada uno decidió ir a lamer sus heridas a distintas partes del universo. Piccolini a Argentina y Maní a la luna. ¿Ha oído esa canción que dice que hay un gallego en la luna? Pues se la hicieron a Maní Moure.

-¿Qué show traen a Granada?

-Veintidós canciones insensatas a calzón sacado. Cuatro de ellas son nuevas. El juego del concierto es distinguir las nuevas de las clásicas.

-Dicen que canciones como Tu madre tiene bigote son la mejor vía para alcanzar la clarividencia y un estatus social más elevado...

-La gente dice cada cosa… Esa canción no acabó de ser bien entendida ni por el publico ni por sus madres. Y eso que es una revisión muy interesante de la música salsera. Ruben Blades dijo de nosotros que éramos un combo punk. Nos apreciaba.

-Por cierto, ¿tiene todavía en el guardarropa el traje negro y las gafas?

-Sí. De hecho viajan en mi maleta. Ayer lo vi y dije: me lo voy a llevar. Las gafas no. Las gafas las regalé. De hecho yo nunca las llevaba. No me fío de la gente que lleva gafas de sol todo el día. Algo esconden.

-Si volviera a enfundarse la equipación de CQC, ¿qué político actual cree que le daría más juego?

-Esta es una pregunta muy difícil. Déjeme pensarla. La respuesta la daré esta noche en la Sala El Tren.

-Si se habla de canciones intemporales, ¿dedicar una canción a una meada es algo tan imperecedero como hablar del amor?

-Esa canción ha alcanzado la categoría de himno porque la gente ha visto que tiene muchas lecturas. Por un lado está la profunda reflexión sobre el mundo de la creatividad, el flujo artístico, erótico festivo y bizarro. Por otro está la advertencia ecologista de que nuestros paso en la tierra hará un ciclo y caerá sobre nosotros. El narcisismo del interprete queda solapado al cantarla a coro con cerveceros con problemas de incontinencia.

-Por último, ¿se quejó Isabel Pantoja por el nombre de la banda en algún momento?

-El nombre, como esas veces que dices el nombre de tu futuro hijo y a nadie la gusta, no le gustó ni a la compañía ni a nuestros productores. No creo que a Isabel Pantoja le preocupase eso. Ella había perdido a un marido, no a un torero. En cambio para su hermano Agustín éramos nosotros los que habíamos matado a su cuñado.

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