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'Andalucía en la Historia' analiza los duros años del bandolerismo

  • La revista del Centro de Estudios Andaluces termina con muchos de los falsos mitos en torno a los bandoleros y arroja luz sobre personajes como El Tempranillo

Para el pueblo, los bandoleros fueron héroes valerosos y patriotas capaces de desafiar a los poderosos. Sin embargo, para las fuerzas del orden y los terratenientes tan sólo fueron criminales que asaltaban los caminos, robaban, secuestraban e incluso asesinaban a sus víctimas. Eso es lo que analiza el último número de la revista Andalucía en la Historia, que edita el Centro de Estudios Andaluces: el verdadero papel de los bandoleros.

Los literatos españoles del Romanticismo elevaron a los bandoleros a la altura de héroes y los viajeros extranjeros siguieron esta estela para crear una visión mítica del bandolero que quedó adscrita casi exclusivamente a la geografía andaluza. Mito o realidad, el bandolerismo se extendió en el Sur del Guadalquivir a lo largo de más un siglo. En concreto, hasta 1870, fecha en la que las medidas represivas adoptadas por Julián Zugasti Saénz, gobernador de Córdoba con ciertos poderes sobre las provincias de Málaga y Sevilla, tuvieron un éxito inmediato y terminaron con el fenómeno.

El número 22 de la Andalucía en la Historia separa la verdad de la ficción en el fenómeno del bandolerismo andaluz. Coordinado por el profesor de la Universidad de Sevilla Antonio García Benítez, el dossier sobre bandolerismo incluido en esta publicación repasa los orígenes del fenómeno, da las claves de su recreación literaria y se detiene en su evolución durante la Guerra de Independencia, en la que los bandoleros jugaron un doble papel: el de resistencia activa ante el francés o, por el contrario, el de apoyo del ejército invasor napoleónico.

Un artículo sobre la indumentaria típica del bandolero cierra este monográfico que también desvela lo que existe de verdad en las vidas de personajes tan populares como Curro Jiménez, José María el Tempranillo y los Siete Niños de Écija.

La revista arranca con una sección de opinión en la que dos especialistas debaten acerca de la oportunidad (perdida o no) que supuso para Sevilla convertirse en Puerto de Indias. El lector podrá acercarse también a la semblanza del político Antonio Aguilar Correa, marqués de la Vega de Armijo. Paradigma del caciquismo andaluz, el marqués modificó el trazado de la vía del tren que iba a unir Córdoba y Málaga para que pasase por Bobadilla y Montilla, dos de sus grandes graneros electorales. Cosechó así miles de votos y se aseguró un escaño en el Congreso de los Diputados durante casi medio siglo, al tiempo que convirtió al municipio de Bobadilla en un nexo de comunicaciones fundamental en el triángulo férreo Córdoba, Málaga y Granada.

La publicación incluye asimismo la semblanza del Primer Hijo Predilecto de Andalucía, el cantaor flamenco Antonio Mairena, y el retrato del Marqués de los Vélez, un ilustrado cuya condición no estuvo reñida con una fervorosa devoción religiosa que le llevó a financiar la construcción de un templo en Vélez Rubio.

En el apartado de Historia Antigua, el número 22 de Andalucía en la Historia se suma al cincuenta aniversario del hallazgo del Tesoro del Carambolo con un estudio arqueológico del profesor José Luis Escacena sobre los cultos solares que han sido documentados recientemente en este cerro.

Por su parte, el investigador José María Navarro Saínz escribe sobre la lucha contra la corrupción municipal llevada a cabo por los Reyes Católicos en la ciudad de Sevilla. Isabel y Fernando aprobaron una serie de medidas para acabar con el absentismo y los sobornos que constreñían la administración de la capital, de tal manera que estos dictámenes se convirtieron en un modelo general de gestión pública que después exportaron a otros municipios castellanos.

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