En los efervescentes primeros años noventa, cuando surgió la escena indie que terminó de sepultar a los por entonces gastados y acomodados grupos de la movida, las cosas sucedían muy deprisa. Desde Linares lo sabían bien unos jovenzuelos fascinados por las cortinas de sonido con las que envolvían sus canciones The Jesus & Mary Chain. Eran Automatics y con ellos se inauguraba el noise pop nacional que tan poca comprensión obtuvo entre los músicos de la generación anterior. Su carrera fue corta pero fulgurante. Debutaron en 1993 con un single editado por el sello Elefant y ocho años y tres álbumes más tarde anunciaban su disolución. A su manera, habían contribuido a la gestación de toda una escena que aprendería con rapidez, por el método de ensayo y error, hasta edificar un circuito profesionalizado de salas, de discográficas, de agencias de promoción, de estudios y por supuesto de grupos.

Una escena que aún hoy pervive incluso a pesar del vendaval que ha supuesto Internet para casi todos los brazos de la industria musical. Hace apenas dos meses, Automatics dieron una única actuación en la sala El Sol de Madrid a modo de celebración de esos veinte años desde su formación. Fue un éxito rotundo, con todo el papel vendido. Ahora han decidido repetir la experiencia en otra de las salas que contribuyó a que aquel movimiento germinara y que, en definitiva, fue su casa, uno de los sitios donde crecieron como banda. No estamos ante una reunificación del grupo, sino ante un concierto único e irrepetible que despertará la nostalgia de muchos, los de entonces, y que servirá para que otros muchos, los de ahora, puedan hacerse una idea de cómo sonaba, de cómo se gestó un movimiento que aún no ha sido barrido y que sigue siendo la guía y el espejo de la corriente principal del pop actual. Historia viva del pop español. Esta noche en Planta Baja, a partir de las diez de la noche, Automatics.