Fernando franco. director y montador de cine

"Azuzo a mis alumnos para que vayan al cine y no se queden viendo Netflix"

  • El cineasta sevillano ganador del Goya como director novel por la incómoda 'La herida' visita el Festival de Jóvenes Realizadores

A Fernando Franco (Sevilla 1976) le encantaría firmar una comedia aunque le asusta la dificultad que entraña hacer reír al público. En cambio no se amilana a la hora de enfrentar al público con temas como la enfermedad mental -casi a modo de documental por su realismo- o la muerte paulatina de un cuerpo joven en compañía de su pareja. Director de cine -Goya a la Mejor dirección novel por La herida- y montador,entiende de historias pequeñas que en detalle, tal y como él filma, se hacen gigantes a través de los huracanes que despiertan en el espectador.

-¿Qué tal el encuentro con los jóvenes realizadores?

Las salas de cine no van a desaparecer, en Los Ángeles la película forma parte de una experiencia mucho más compleja"

-La verdad es que muy bien. Me alegra mucho ver una sala llena de gente y sobre todo que sean jóvenes porque últimamente este tipo de público está dejando de ir a las salas. Doy clase y a mis alumnos tengo que azuzarles para que vayan a ver cine porque prefieren quedarse en casa viendo Netflix. Ver una sala como la del pasado miércoles, llena de gente joven y que además participaban, me alegró mucho. Son el futuro del cine.

-Usted es casi un director novel, Morir es su segundo largometraje pese a que lleva trabajando en el cine 20 años. ¿Se identifica con ellos de alguna manera?

-Sí, porque todo el rato estoy trabajando con gente muy joven en el cine. Y como además coordino la especialidad de montaje en la ECAM y doy clase en muchos sitios siempre estoy rodeado de gente que está empezando. Siento mucha afinidad con ellos porque también son gente muy inquieta por lo general.

-¿Hay rasgos que identifiquen a quienes tienen madera de gran director de cine?

-Sí sí. Yo doy clase de montaje, y siempre digo que los montadores se diferencian generalmente del resto del equipo como las plantas de interior con las de exterior. Los montadores son de interior, están metido en la sala de montaje con otro ritmo y con otro tipo de concentración. A partir de esa idea notas mucho quien tiene ese perfil: esa paciencia y el ojo artístico. Ves claramente qué alumnos tienen más iniciativa, quienes incluso te mandan cortos... sabes que de aquí a nada van a estar haciendo cosas.

-¿Cuáles son las recomendaciones que le hace?

-Ver mucho cine para mí es fundamental porque si no creen que están inventando la pólvora e igual eso ya está hecho. Que se empapen y busquen... que si les gusta una película de un director se vean la filmografía completa y que jueguen, que ahora es fácil. Con un móvil y un portátil te puedes hacer un corto. Sobre todo que se junten entre ellos, que se relacionen con gente de otras especialidades. Que salgan y vayan de viaje. De ahí salen las películas no de estar en casa viendo Netflix.

-Segunda vez que menciona Netflix.

-No tengo nada en contra de la plataforma, pero es cierto que ha salido muchas veces estos días en la charla. Me parece bien, las cosas cambian y estamos yendo hacia este tipo de sistema. Pero los cambios pasan, no creo que haya que decir: hay que acabar con Netflix. Hay un poco una política de Leroy Merlín e Ikea. De llegar arrasando como un rodillo y que desaparezca lo que estaba. El riesgo es ese.

-¿Cree que podrían acabar con las salas de cine?

-No, pero sí creo que se van a ver afectadas. Lo que va a pasar en las salas de cine es que van a seguir pero de manera diferente. En Los Ángeles lo que está pasando es que el modelo está cambiando hacia uno en el que la película forma parte de una experiencia más compleja: un sitio cuco, con un sillón guay y te estás tomando un gin tonic y luego hay un encuentro de no sé qué. El hecho de que haya un invitado le agrega un algo a la proyección que hace que la gente vaya. Como por ejemplo la asistencia del director a la proyección del filme como en el Festival de Jóvenes Realizadores.

-¿Qué tres películas le recomienda a sus alumnos?

-Ya que estamos recomendaría cine español. Creo que tocando tres épocas serían: El Verdugo, de Berlanga; Arrebato, de Iván Zulueta y La leyenda del tiempo de Isaki Lacuesta. Tres pelis de tres momentos del cine español.

-¿En qué momento decide aparcar el montaje y lanzarse a dirigir la primera película?

-En realidad siempre he querido ser director de cine, lo que sucedió fue que cuando estudiaba, a la hora de elegir especialidad me decanté por el montaje por una cuestión practica. Dije: yo quiero dirigir pero en lugar de poner copas me voy a dedicar a montar, que está dentro del mundo del cine y además se aprende muchísimo. Tener algo de lo comer me da también la libertad de poder hacer las películas que quiero.

-¿En Morir se ha vuelto a encontrar con la indiferencia de las instituciones andaluzas en cuestión de presupuesto?

-No, para nada. En este caso tanto la Junta como Canal Sur han apoyado la película.

-¿Por qué este cambio desde La herida?

-Creo que al ser mi primera película, y ser de temática dura, igual pensaron que iban a apoyar algo que igual les podía generar una cierta incógnita.

-¿Qué encuentra en el drama? Porque tanto La herida como Morir son dos películas incómodas y duras.

-Cuando hago algo pienso en mí como primer espectador. Y me gusta que lo veo me genere algún tipo de reacción, digamos que me lleve la peli a casa. Intento eso y también me interesan los temas que no suelan tratar de manera habitual. Tanto la muerte como la enfermedad mental son recurrentes pero estamos acostumbrados a verlo de una manera poco realista.

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