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El futuro del Ballet Flamenco será sin Hoyos e integrado en la Agencia

  • La Consejería de Cultura prescinde del modelo de compañía de autor que ha representado la coreógrafa desde su llegada a la dirección en 2004

El pasado 31 de diciembre venció el contrato de la coreógrafa Cristina Hoyos como directora del Ballet Flamenco de Andalucía, y con ella el de todos los miembros de la compañía. Y, apenas un mes después, la decisión sobre su futuro ya está tomada. O al menos, encima de la mesa de Paulino Plata hay un nuevo modelo de gestión para el BFA, que persigue unificar y rentabilizar las políticas de baile de la Junta a través de su máximo órgano gestor al respecto, la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.

Parece que el futuro no será continuista con el modelo heredadado por Hoyos, sino, más bien, consecuente con los tiempos que corren, tanto económicos -el BFA tiene un presupuesto público anual superior al millón y medio de euros- como de productividad, puesta en entredicho con frecuencia en numerosos sectores de la cultura andaluza.

Tras la reciente declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y siendo el arte jondo la máxima bandera de la política cultural de Paulino Plata, con este nuevo patrón el BFA sería la mejor marca para la promoción y difusión del flamenco dentro y fuera de nuestras fronteras. Y para ello deberá seguir las pautas marcadas por la Agencia, que actualmente dirige María de los Ángeles Carrasco. No en vano el pasdo 9 de diciembre, en declaraciones a Europa Press, Carrasco ya aventuró este posible desenlace: "No tengo las competencias sobre el Ballet, pero las tengo sobre la Agencia, y mi propuesta es que todas las instituciones enmarcadas en esta casa y destinadas a difundir y promocionar el flamenco lleven una misma línea de trabajo coherente, porque sí estamos dentro de la misma institución que es la Junta".

Según esto, el equipo de Paulino Plata habría optado por prescindir del modelo de compañía de autor, representado, no sin críticas hacia su excesivo personalismo, por Hoyos desde su llegada a la dirección en 2004. En su lugar, se apuesta por una dirección más cercana a la gestión -con control en la productividad y los gastos- que al terreno artístico, como ha pasado en el Centro Andaluz de Danza tras la salida de Blanca Li, la otra directora mediática heredada del mandato de Rosa Torres.

En esta nueva etapa, la compañía pública -que podría recuperar su antigua denominación, Compañía Andaluza- estaría también abierta, según las fuentes consultadas por este medio, a los coreógrafos de Andalucía y fuera de ella, dispuestos a contribuir al crecimiento artístico de esta formación de baile. Precisamente, el veto a los creadores de fuera ha sido otra de las críticas que pesaban sobre el modelo de dirección que practicaba Cristina Hoyos.

Y mientras el futuro se despeja, la coreógrafa anda lejos. Hoyos insistía cuando se le preguntaba acerca de su despedida de los escenarios -y de su salida de la compañía pública- que no anunciaría nada oficialmente, que se marcharía "despacito y a compás". Este movido comienzo de año ha pillado a Cristina Hoyos en Pekín. En la capital china y de manos del director general de Turismo del país asiático, la bailaora recibió el pasado enero la alta distinción de Embajadora del Turismo Cultural de Pekín por su aportación a la difusión de la cultura española a través del flamenco. En una entrevista concedida el pasado mayo a este medio ya aseguró que tenía una propuesta de crear en este país una escuela de baile.

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