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Bérchules, pueblo de fuentes

  • La localidad alpujarreña es una de las más hermosas del país y de las que incitan a la paz y al sosiego

La localidad granadina de Bérchules, en pleno corazón de Las Alpujarras, no tiene un rincón con encanto en concreto porque el pueblo entero, en sí, es un rincón con encanto. Recorrer sus calles, aspirar el aroma de los montes, escuchar el sonido furtivo de sus campos es, para el visitante, todo un placer sensorial. Bérchules inspira paz, sosiego, ternura. Es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más hermosos del país.

Desde hace unos años, desde 1994, el pueblo salta a todos los medios de comunicación en los primeros días de agosto por una curiosa anécdota: es cuando allí se celebra el Año Nuevo con ocho meses de retraso. La razón de tan curiosa costumbre, que ya es casi toda una tradición, se debió a un apagón general que hubo durante la retransmisión de las campanadas desde la Puerta del Sol de Madrid y que dejó a los habitantes del pueblo sin la fiesta. Durante una reunión de los habitantes del pueblo para protestar por los continuos cortes de suministro que sufrían, alguien lanzó la propuesta de celebrar la fiesta en agosto... Y así se hizo. Incluso en uno de aquellos años trajeron a la presentadora de televisión Marisa Naranjo, famosa por haberse equivocado en una de las transmisiones de las campanadas. Desde entonces, cada vez más gente acude al pueblo para la divertida celebración, que cuenta con nieve y todo.

Pero ése es sólo el lado simpático de Bérchules, un pueblo con una historia imponente, una hermosa arquitectura urbana (casas encaladas, calles empedradas, olor a invierno afable ante la chimenea) y unos paisajes inolvidables.

Bérchules tiene unos orígenes remotos que podrían remontarse al siglo VIII después de Cristo, cuando ya se detectaron los primeros poblamientos en la zona, aunque no sería hasta la época del esplendor andalusí en Granada, en torno a los siglos XIII y XIV, cuando el pueblo, cuyo nombre parece proceder del árabe 'Berchul' (vergel), cuando alcanzaría su gran apogeo. La producción de sedas, que se vendían en los mercados de Granada y Venecia y los frutos secos y productos de su huerta harían de la localidad un pueblo de importante peso en Al-Ándalus. Pueblo abundante de fuentes, de temperaturas agradables y de campos fértiles, fue uno de los que sirvieron de refugio a los moriscos durante las guerras civiles de Granada del siglo XVI.

Uno de aquellos moriscos, Diego López Abén Aboo, se hizo famoso por su resistencia a las tropas de Felipe II y ya en su momento manifestaría que preferiría vivir y morir siendo moro antes que recibir cuantas prebendas quisiera darle el rey por su conversión al cristianismo. Aben Aboo sería asesinado por sus propios compañeros, que querían evitar las represalias de los cristianos por haberle apoyado. Su muerte se produjo en lo que hoy se conoce como la Junta de los Ríos, en donde se había atrincherado para combatir durante años si fuese necesario.

Bérchules no puede ser entendido sin Alcútar, localidad que dista a tan sólo un kilómetro de distancia y que forma parte de lo que se conoce como Los Bérchules. Alcútar, o Fuente del Paraíso, en árabe, comparte con su municipio hermano la hermosura de sus calles y el placer de sus fuentes.

Y, en lo que a fuentes se refiere, Bérchules cuenta con una que tiene renombre en toda la comarca, la Fuente Agria, de aguas carbonatadas ferruginosas a las que se atribuyen grandes propiedades curativas y que atraen a personas de toda la comarca. La Fuente Agria es uno de los principales atractivos del pueblo y ha terminado por convertirse casi en un espacio de esparcimiento. Pero no es la única fuente. El agua que en la primavera transpirada desde las cumbres de Sierra Nevada hace que en Bérchules perviva la misma cuidadosa pasión que sentían los musulmanes por cualquier arroyuelo, río o fuente. Así lo atestiguan la fuente de La Plaza, la de la Platera, la de la Iglesia, la de Las Carmelas, la de La Salud, la de García, la Grande... Todo el pueblo está adornado por hermosas fuentes que extienden en el silencio de la noche su rumor de agua, su invitación a beber.

El pueblo tiene también un hermoso pasado en cuanto a arquitectura mayor. Como sucedió en el resto del Reino de Granada tras su derrota frente a los Reyes Católicos, las antiguas y primorosas mezquitas musulmanas fueron transformadas en iglesias para establecer el poder del cristianismo. La Iglesia de Bérchules, del siglo XVI, es un claro ejemplo de ese tipo de arquitectura: se aprovechaba la existencia del minarete para convertirlo en campanario. De la misma época es también la Iglesia de Alcútar.

Todo el pueblo, en sí, invita a la tranquilidad, a los largos paseos por sus calles, al disfrute de un buen vino de la tierra y al goce de los sentidos. A Bérchules no hay que ir sólo a celebrar el Año Nuevo de agosto: hay que ir en cualquier época del año, porque durante todo el año es hermoso.

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