Crítica de Cine

Besson, o la apoteosis del plástico

Cara Delevigne protagoniza el último proyecto de Luc Besson.

Cara Delevigne protagoniza el último proyecto de Luc Besson.

A partir del cómic juvenil Valerian y Laureline de Christin y Mézières, con una buena dosis de Star Wars, otro tanto de Blade Runner y algunos préstamos de Avatar, el francés sin complejos Luc Besson se lanza de nuevo (El quinto elemento) al espacio exterior y la distopía futurista (estamos en el siglo XXVIII) con su habitual arsenal de colorines sintéticos, quincalla digital, bichos transgénicos y diseños de dudoso gusto retro-pop para entretener a la muchachada global con una aventura de pasa-pantallas poblada de escenarios lisérgicos y material de segunda mano fácilmente reconocible para transitar por una nadería argumental con improbable guiño romántico de la mano de una pareja sin demasiada química formada por el paliducho Dane DeHaan y la insufrible Cara Delevingne, empeñada desde muy joven, ella sabrá, en convertirse en la enésima chica mala del instituto.

Por si la aventura básica no fuera suficiente en su evidente deriva acumulativa y extenuante, Besson, que también firma el guion, se empeña en introducir mensaje y lectura en clave (habrá quien diga incluso que feminista) entre cada despegue, persecución y huida por esa ciudad suspendida y laberíntica en la que conviven todas las especies del universo en caótica armonía, a saber, su rescate de los últimos supervivientes del planeta Mü, suerte de avatares cursis y tristones, ha de verse (sic) como un alegato contra el racismo, la xenofobia o la injerencia de los poderosos en los pueblos libres, felices y legítimos.

La presencia pasajera y episódica de Clive Owen, Ethan Hawke, Rihanna y Herbie Hancock (¡!) no termina de dar empaque adulto a una propuesta que no por ligera deja de ser menos agotadora y que, paradójicamente, condensa su mejor momento cinematográfico en el prólogo montado al ritmo del Space Oddity de Bowie. Y van ya…

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios