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Un Big Bang para el adiós

  • El concierto de Antonio Arias enciende la mecha de un 'Multiverso' que gira alrededor de palabras astronómicas

El Año Internacional de la Astronomía terminó ayer por todo lo alto. No hubo alfombras rojas para estas estrellas aunque se las merecen más que ninguna. Lo que sí hubo fue una suma explosiva de música, ciencia y humor.

Como por arte de magia aterrizó inesperadamente sobre el escenario del Palacio de Congresos una pandilla de personajes que pusieron la nota de color a la clausura. Jors, Jars, Jurs y los Galigalitos -primos hermanos de los Lunnis- eran la sorpresa de la tarde y, junto con el astrólogo y presentador de la gala Emilio García, se encargaron de resumir todo un año astronómico. ¡Qué capacidad la de los humanos para inventarse años para todo!, dijeron. La gala continuó con la conferencia del Nobel Robert Wilson y ellos decidieron, mientras, hacer turismo por la ciudad en la Alhambra y el Observatorio de Sierra Nevada... También, tuvieron que confesarlo, se fueron de tapas.

Sabían mucho sobre el Universo, pero sus conocimientos acerca del fondo cósmico, sin embargo, dejaron mucho que desear al lado del Nobel, que pormenorizó en una charla sobre su hallazgo de la Radiación de Fondo Cósmico de Microondas cómo 'sólo' tuvo que dirigir su mirada hacia el óeste de la Vía Láctea para encontrar la prueba del Big Bang. Su hallazgo terminaría con la teoría del Estado Estacionario, que abogaba por que el aumento de la densidad que produce el Universo al expandirse se compensa con una creación continua de materia.

Pero todo cambia. ¿Por qué está aquí el ser humano? ¿Por qué tenemos materia? ¿Por qué sólo una parte mínima sobrevive? Wilson dirigió preguntas al público y fue explicando tales incógnitas ayudándose de proyecciones del Universo a lo largo del tiempo. Es necesaria una nueva física, afirmó. "Hay mucho que no sabemos con certeza... pero la cosmología está madurando como ciencia para responder a todas esas preguntas". Se dice que estamos en la edad dorada de esta ciencia.

Si el año abrió con música clásica en su inauguración en Cuenca, ayer cerró en Granada con un concierto astronómico en todos los sentidos. Antonio Arias, Lori Meyers y los Planetas tocaron al ritmo de un Multiverso plagado de imágenes. Resulta que astronomía y música llevan juntos más de lo que se piensa. El investigador José Antonio Caballero lo demostró con creces.

Tras un breve repaso por la importancia de la astronomía en la música desde todos los tiempos, que comenzó con los versos dedicados a las pléyades de Al-Mutamid, Arias tocó cuatro de sus nuevas canciones y conocidísimos temas del rock y del pop con una fuerte presencia de la astronomía en sus letras como el Space Oddity, de David Bowie, The Dark Side of the Moony de Pink Floyd y Across the Universe, la canción que John Lennon escribió para los Beatles y que la NASA transmitió al espacio exterior en 2008 con motivo de su 50 aniversario en dirección a la estrella Polaris, a 431 años luz de la Tierra.

Arias rozó ayer con las manos lunas, planetas y nebulosas y encendió la mecha de un Big Bang para su Multiverso.

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