Estuvo bebiendo cervezas con su novia, Anna Wohlin, y el albañil Frank Thorogood, que estaba haciendo algunas pequeñas reformas en su mansión de Cotchord Farm, en Hartfield, Sussex. También estaba la amante de Thorogood, Janet Lawson. Era una espléndida noche de verano y él, Brian Jones, comenzaba a rehacer su vida sin la banda que había creado siete años antes, los Rolling Stones. Hacía un mes que Mick Jagger y Keith Richards habían decidido que su abuso del alcohol y las drogas y sus ausencias de los ensayos eran un palo en la rueda de los Rolling Stones. "Tienes que dejar el grupo", le dijeron, y él había aceptado.

En cierto momento de la noche, Brian Jones se embutió el bañador y se lanzó a la piscina. Los demás hicieron lo mismo. Estuvo jugando a hacerle ahogadillas a Thorogood y burlándose de él. Las dos mujeres salieron de la piscina al cabo del rato y dejaron a Jones y Thorogood jugueteando. Luego el albañil también subió a secarse.

Al cabo del rato, Janet Lawson volvió a bajar al jardín. Lo que vio la estremeció. El ex guitarrista de los Rolling Stones flotaba bocabajo en la piscina, sin moverse. La novia de Thorogood se lanzó sin dudarlo al agua mientras pedía ayuda. Lo sacó de la piscina y trató de reanimarle. Una ambulancia llegaría 40 minutos más tarde. Para entonces Brian Jones estaba muerto. Tenía 27 años. Con él terminaba la era de los felices sesenta y el swinging London. Ahora se cumplen 40 años de aquella fecha, 3 de julio de 1969. Pocos días después, el hombre pisaba la Luna por primera vez.

Lewis Brian Hopkins Jones, nacido el 28 de febrero de 1942, había sido siempre un talento musical genuino. Sabía tocar la guitarra, el saxo, el piano, la armónica, el sitar, el mellotrón, el dulcimer, las marimbas... cualquier instrumento que cayese en sus manos. Fue él quien le dio a los Rolling Stones aquel sonido extraño y peculiar que los caracterizó a lo largo de los años sesenta. Fue él también quien cautivó a estrellas como Bob Dylan o Jimi Hendrix. En el momento de su muerte se especulaba que incluso podría unirse a los Beatles. Fue una de las personalidades indiscutibles de la década.

En 1962 puso un anuncio buscando músicos para un grupo y a él acudieron Mick Jagger y Keith Richards. Los tres se volverían amigos inseparables. Cuando más tarde se unieron el batería Charlie Watts y el bajista Bill Wyman, Jones decidió que ya había un grupo. Decidió el nombre de pronto, cuando vio el título de una canción de Muddy Water: The Rolling Stones. Era a comienzos de 1962.

La carrera de los Stones fue fulgurante: ficharon por Decca, el sello que había rechazado contratar a los Beatles, en 1963 y pronto coparían las listas de éxitos con sus versiones de músicos negros. En 1965, el mánager del grupo, Andrew Loog Oldham, los animó a que ellos compusieran sus propios temas. Keith Richards y Mick Jagger se pusieron inmediatamente a ello. Brian Jones, pese a ser el líder, prefirió dedicarse a buscarle extrañas sonoridades a las canciones. Fue su error, porque con ello Mick Jagger se erigía en el principal hombre de la banda.

Canciones como Paint it black, Out of time, Let's spend the night together o Ruby Tuesday, o discos como Their Satanic Majesties Request, sin embargo, no habrían sido iguales sin el concurso de Jones, que tocaba los instrumentos más exóticos que caían en sus manos y hacía maravillas con ellos.

La llegada de la fama y, sobre todo, de las drogas fue el comienzo del fin. Jones, mucho más frágil que los demás, no pudo soportar el peso del éxito. Se atiborraba de pastillas y probaba toda clase de sustancias. Eso hizo resentirse al grupo. La detención de Jones, Richards y Jagger en 1967 y su posterior encarcelamiento por unos días fue el comienzo del fin. A partir de aquel momento, Jones estaba totalmente ido, drogado en todo momento, indolente. Los Stones aguantaron un tiempo hasta que decidieron echarlo. Fue el principio de su muerte. Hoy se rumorea que fue un asesinato.