Carlos Chaouen es un cantautor cuya música desborda la propia definición tradicional del término. Sus maneras de decir tienen un deje rockero y andaluz, pues aunque creció en Madrid, es natural del San Fernando, Cádiz, y actualmente vive en Vejer de la Frontera, pero no descarta ninguna influencia porque afronta el hecho musical sin demasiados apriorismos, sin hacerle ascos a ningún sonido que pueda estimularlo. Y cualquiera que sea la influencia, la procesa y la devuelve tamizada por la naturalidad que transmiten sus canciones, ya sean interpretadas en solitario con la guitarra acústica o acompañado por su banda. Chaouen es asimismo un músico de combustión lenta, que va entrando poco a poco y su cancionero también se va enriqueciendo sin prisa pero sin pausa, como caen las millas para un corredor de fondo. Su último trabajo de estudio, el sexto de su carrera, se llama Respirar y cuenta con la producción de su amigo Joaquín Calderón, con el que ya ha venido colaborando en trabajos anteriores. Fue grabado hace año y medio en Sevilla y rezuma gaditanismo por todos sus surcos. A fuego lento, como le gusta expresarse y vivir a Carlos Chaouen, lo viene presentando por el país desde entonces. Esta noche a partir de las nueve, en el Teatro CajaGranada, le pondrá rostro a esas canciones en directo para el público granadino. El autor declara sus recelos ante los discos, pues para él suponen una especie de foto fija de un momento que queda congelado y que por tanto no es capaz de transmitir la emoción que sí puede surgir en los directos, cuando el músico y el oyente están frente a frente, pueden mirarse, conectar, escuchar sus palabras y oírse respirar.