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El 'Catálogo razonado' de José Guerrero revela al autor más experimental

  • Casi 1.500 obras, la mayoría sobre lienzo o papel, son reproducidos en dos volúmenes

El mito desmitificado. José Guerrero fue un artista más complejo, más poliédrico y experimental de lo que hasta ahora se había pensado. La espontaneidad que se le atribuyó en su etapa más conocida, la que arranca en los años ochenta, no fue tal. Además, su creación fue mucho más diversa, tal y como revela el Catálogo razonado (1931-1991) sobre su obra, editado conjuntamente por el Centro José Guerrero de la Diputación de Granada y Telefónica S.A.

En dos volúmenes de más de 1.300 páginas y ocho kilos de peso se reúne toda la obra original de José Guerrero (Granada, 1914-Barcelona, 1991) que se ha localizado hasta finales de 2007, si bien el catálogo tiene un carácter abierto (el pasado jueves se localizaron seis obras más). En total, se incluyen casi 1.500 trabajos del autor granadino, repartidos fundamentalmente por Europa y Estados Unidos.

Realizadas en su gran mayoría sobre lienzo o papel, las obras son reproducidas en este primer catálogo, acompañadas de su correspondiente ficha catalográfica y precedidas por una serie de estudios críticos entre los que destacan el análisis de Sereg Ghiobaut y un sugerente ensayo de Juan Antonio Ramírez, ya que conforman una obra de referencia para el estudio del arte contemporáneo español.

Todo ello es fruto de una investigación iniciada hace siete años por la dirección del Centro José Guerrero y desarrollado tanto por personal de museo dependiente de la Diputación Provincial como por los investigadores Inés Vallejo y Francisco Baena, quienes han estudiado minuciosamente diferentes archivos de Washington, Nueva York, Madrid o Granada. La propia Vallejo explicó ayer durante la presentación de los volúmenes que para localizar las obras se ha llevado a cabo una intensa tarea de búsqueda mediante anuncios en medios de comunicación españoles y extranjeros -fundamentalmente en revistas de arte- y contactando con galerías y casas de subastas de Europa y Estados Unidos.

Gracias a este trabajo, se ha constatado que la obra de Guerrero se localiza actualmente en más de 80 instituciones internacionales como el Museo de Arte Moderno y el Metropolitan de Nueva York, el British Museum de Londres, el Reina Sofía de Madrid o el Patio Herreriano de Valladolid y en algunos lugares lugares tan recónditos como Alaska.

La directora del Centro Guerrero de Granada, Yolanda Romero, recalcó que uno de los primeros aspectos que contribuye a poner de relieve el trabajo es el relativo a "un nutrido grupo de trabajos fechados en la década de los cincuenta". Se trata de una serie de obras que se han conseguido extraer fundamentalmente del archivo personal del autor, de los años 50 y 60, que muestran "un trabajo inicial de Guerrero muy innovador y muy experimental".

En aquellos momentos, recién llegado a Nueva York, el artista desarrolló su producción artística en tres direcciones complementarias: la del grabado, la de sus investigaciones con silicatos y los óleos sobre lienzo. Guerrero trasladaba de forma mimética los trabajos sobre papel a otros soportes más complejos como paneles de cemento, ladrillo, uralita, pizarra y telas. Después haría lo propio con otros materiales de carácter industrial, como alambres, hierros o clavos. El propio Guerrero los denominaba "frescos portátiles".

Pero, según explicó Yolanda Romero, "muchos de los conocedores de la obra se sorprenderán" al ver que en los primeros años cincuenta el artista usó formas muy simples con colores puros sobre fondos blancos y ensayó, además, el uso de materiales que se utilizaban en la arquitectura contemporánea. Algunas de estas obras fueron adquiridas por instituciones y museos americanos como el Guggenheim de Nueva York.

El segundo momento de intensidad experimental que se describe en el catálogo corresponde a finales de los sesenta y principio de los setenta, un periodo más conocido pero sobre el que la investigación pone de relieve cómo el artista vuelve a ocuparse de los aspectos matéricos de la pintura y cómo vuelve a incorporar objetos encontrados en la superficie pictórica y tomados de la realidad más inmediata.

En estos trabajos, que Guerrero nunca mostró públicamente, los clavos y alambres, la uralita y la pizarra fueron sustituidos por bolsas de tela, plástico o papel. Son lienzos, realizados probablemente entre 1968 y 1970, se acercan más a la figuración y constituyen el antecedente más claro de la serie Fosforescencias.

Pero Guerrero también tuvo una faceta poco conocida: la de escultor. Sus proyectos quedaron reducidos a líneas de investigación no desarrolladas, aunque, en el mismo ámbito de la experimentación, se sitúan dos series de collages: la titulada Crujíos (realizada a partir de tiras de mixtos) y otra del mismo año en la que se sirve de cerillas de diversos colores sobre cartulina.

Un tercer aspecto relevante del catálogo es el que la directora del centro resalta en las páginas iniciales: "Es sabido que la supuesta espontaneidad ante el lienzo atribuida a los expresionistas abstractos de la escuela de Nueva York no era cierta en la mayoría de los casos". Así, Guerrero participó de una pintura controlada y optó por "sacrificar la espontaneidad a favor de la composición ordenada".

Por último, cabe destacar el interés extraordinario que se deriva del estudio de la obra sobre papel y que, en muchos casos, anticipa trabajos posteriores. Y es que Guerrero recurrió al uso de dibujos, gouaches y collages para estudiar composiciones que luego trasladaría de forma idéntica al lienzo.

Pero la conclusión más importante que los investigadores constatan es que su forma de trabajar (incluso ponía las obras "en cuarentena", según el propio Guerrero confesó en una conversación a Carlos Aldecoa) le permitió mantener muy controlada su producción. De esta forma, su preocupación por mantener el carácter sugerente de su obra durante toda su trayectoria, le sitúa, según Romero, en el lugar de "los grandes maestros del arte", por lo que "su recuperación llega al ámbito internacional".

El Catálogo razonado del autor granadino, que está dedicado a su esposa Roxane, será distribuido por todo el mundo. En total se han publicado unos 1.200 ejemplares, si bien dentro de dos meses estará disponible en edición digital. Varios ejemplares de la obra serán enviados a Estados Unidos, así como a museos, bibliotecas, instituciones y colecciones públicas de España. En el Centro Guerrero se pondrán a la venta varios ejemplares a un precio de 225 euros, si bien la edición digital será más asequible.

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