música | recuerdo al MAESTRO DE CAPILLA DE LA CATEDRAL

Celestino Vila de Forns, el gran desconocido

  • Compuso más de 500 obras y fue un gran experto e investigador de la música antigua de nuestro país

Catalán de Bellpuig d'Urgell, en la provincia de Lérida, Celestino Vila de Forns fue bautizado el 11 de enero de 1830. No se sabe si nació en los últimos días de 1829 o los primeros de 1830. Tampoco sabemos mucho de sus primeros años, aunque parece que muy joven dirigió la banda de música de su pueblo y después marchó a Lérida para estudiar en el Seminario. A los 27 años consigue el magisterio de capilla de la catedral de Huesca, y ya con 47 años sustituyó al finado Antonio Martín Blanca en el de Granada.

Poseía la ciudad una activa y prestigiosa capilla de música en la que pudo desarrollar más su talento, ya reconocido en su época aragonesa. Pronto se hizo don Celestino acreedor del favor y la admiración de los profesionales y aficionados granadinos. Al poco de su asentamiento compone un Miserere y un Stabat Mater que durante años fueron obras obligadas en las más solemnes celebraciones religiosas.

Su Misa de Réquiem fue interpretada en 1888 en la catedral por la Sociedad de Conciertos de Madrid, con la batuta que le cedió su titular, Tomás Bretón, en los funerales de Melchor Almagro, que coincidieron con los famosos Conciertos de la Alhambra. Durante estos años compone tres obras camerísticas para piano y cuerda, piezas sorprendentes por su magnífica e impecable factura clásica. Su Cuarteto en mi menor, compuesto y ofrecido a la infanta doña Isabel de Borbón cuando visitó Granada en 1882, fue poco después la primera obra de estas características, de autor español, en ser interpretada por la Sociedad de Cuartetos de Madrid en el Salón Romero.

Del mismo año es el Quinteto en la mayor, dedicado y estrenado por un joven Albéniz, que lo tenía en gran consideración: "¡Es usted un sabio! Desgraciadamente para España, hay pocos compositores que hagan obras como esta que no hubieran desdeñado firmar los clásicos del arte". (Isaac Albéniz: El Defensor de Granada, 15 de julio de 1882); y el Cuarteto de do menor, con dedicatoria para su compañero Eduardo Orense.

Las tres obras permanecieron durante años en los programas de los típicos conciertos, veladas o reuniones musicales de Granada, en los que participaron profesores granadinos de prestigio, como el chelista Ruiz de Tejada y el violinista Pérez de Herrasti, el virtuoso catalán del violín afincado en el Realejo, Andrés Fortuny, o notables músicos como Cándido Peña, Emilio Vidal, Laura Ontíveros, los tres hermanos Romero o el director de la Orquesta del Teatro Real y la Sociedad de Conciertos de Madrid, Mariano Vázquez.

Sin embargo, don Celestino no volvió a prodigarse en este género. Es posible que su carácter propenso al desánimo influyera, pues tuvo algunos percances que, seguramente, debieron afectarle: el protagonizado por un nada escrupuloso editor madrileño que intentó hacer pasar por obras póstumas de Beethoven sus seis Sonatas para piano u órgano; o el quebradero de cabeza que le supuso presidir el jurado de un concurso de composición que se organizó con motivo de la coronación del poeta "cantor de Granada", José Zorrilla, y cuyo veredicto, al dejar sin premiar una obra de Chapí, le acarrearía sinsabores y quebrantos, a él y a sus compañeros de juicio (incluido Tomás Bretón), con la prensa de Madrid.

Y otro tipo de contratiempo: las hermanas de los conventos de clausura, en especial las Comendadoras de Santiago: "He pasado el verano atareado escribiendo salves, letanías y gozos y de todo para voces de mujer, digo, para voces de monjas. Me han cogido de su cuenta y no me dejan un momento. Bien han conocido mi habitual complaciente y como ellas no se cansan de pedir y yo no sé negarme, explotan la ocasión. Así es que todos los días mi pluma arroja música buena o mala para dichas señoras, sin dejarme ocupar en mis cosas más serias." (Correspondencia Vila de Forns - Barbieri, 25 de octubre de 1887).

Fue profesor en algunas escuelas musicales de la ciudad, como el Liceo y la Económica de Amigos del País, y entre sus alumnos se cuentan los entonces célebres hermanos Orense (Cándido y Eduardo), Rafael Salguero (quien tras su muerte le sustituyó como maestro de capilla), los hermanos Guervós (José María y Manuel), José Montero (profesor de la Universidad y fundador de la Banda Municipal de Granada), y los renombrados Francisco Alonso y Ángel Barrios.

Estudió de forma rigurosa la música antigua (dedicó dos meses en 1885 a recorrer las diócesis españolas recopilando música antigua) y publicó escritos y piezas, en especial del periodo renacentista, en estrecha colaboración epistolar con sus admirados Barbieri y Pedrell.

Su música se impregna progresivamente del estilo gregoriano y severo que promulgaba el Motu Proprio de Pío IX desde 1903, y que él intentó seguir al pie de la letra; aunque, como otros contemporáneos suyos solo lo consiguió a medias, por lo que su música fue censurada por los tribunales eclesiásticos en la década de 1920. Su número de obras es apabullante, se pueden encontrar más de quinientas. Falleció el 5 de julio de 1915; y le fue concedido, a título póstumo y muy justamente el honor de canónigo.

Una vida de música.Arriba, partitura de Celestino Vila. Abajo, el músico Angel Barrios, alumno del maestro de capilla

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