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Circenses y flamencos al compás

Danza-Circo. Compañía: Varuma Teatro. Intérpretes: Artistas circenses: Rubén Barroso Mini, Laura Bolón, Rafael Díaz Pollo. Danza contemporánea/payaso: Sergio Domínguez. Baile flamenco: Asunción Pérez Choni. Músicos: Raúl Cantizano y Alicia Acuña. Coreografías contemporánea/flamenca: Manuela Nogales/A. Pérez Choni. Creación musical: Toni Gutiérrez, R. Cantizano, J. Barroso. Poemas cante: Ernesto Crótida. Dirección, dramaturgia y escenografía: Jorge Barroso 'Bifu'. Lugar: Teatro Alhambra. Fecha: sábado 19 de febrero de 2011.

Malgama es el espectáculo resultado de acompasar distintas disciplinas de danza-circo bajo un mismo ritmo o partitura escénica que los amalgama. Con un hilo narrativo un tanto tenue -a mitad camino entre el viaje iniciático y el sueño- el payaso, Malgama, va hilando la sucesión de los números circense-flamenco-musicales que arman la pieza, eso sí, lo hace con una caracterización sorpresiva: Malgama hibrida la danza contemporánea con la tópica clown.

Se acompaña este personaje -reelaboración del ringmaster o director de pista de circo- de otros tres personajes circenses, una trapecista-acróbata de telas y dos acróbatas-malabaristas; una bailaora y dos músicos flamencos, una cantaora y un guitarrista.

Semejante elenco se da a ver enmarcado por un halo onírico circense que aglutina bajo bombines y chisteras, telas de trapecista y colas flamencas, botas de payaso y lunares de pega, un solo código visual como una sola norma: todos -flamencos y circenses- se inventan y se relacionan al compás.

Aunque arranca Malgama con una escena algo muerma y plana, probablemente por tópica -ese despertar del sueño e inicio del viaje-, conforme avanza consigue atraer nuestra atención, sorprendernos con esa fusión de lenguajes, contagiarnos su ritmo.

Los brazos fuertes del espectáculo -acróbata base que lo sostiene- son la indagación formal que exhibe entre las artes flamencas y escénico-circenses por un lado, y por otro la música en directo. Música original creada para la pieza con poemas al cante y que invocan tanto al lunar como al trapecio, sus intérpretes se desplazan y ocupan la escena sin relegarse nunca al plano fondo. A su ritmo asoman momentos poéticos como el dueto entre el payaso -la danza contemporánea teñida de clown- y la bailaora -el flamenco-. Los lunares de su vestido que mutan a pelotas malabares y por juego de rebotes y equilibrios terminan sonando a caja flamenca al compás de su taconeo.

La noche del sábado les faltó algo de pulcritud a los acróbatas-malabares, aunque saben incorporarlo como un simple errare humanum est. Lo suplieron con un buen registro interpretativo y con los hallazgos que a lo largo de la pieza dejan ver, en ese al compás que marcan todos a una.

La pieza nos llega ya bien rodada, se estrenó allá por el 2005, pero sigue devolviéndoles el entusiasmo del público. Varuma Teatro: una buena muestra del incipiente teatro circo andaluz.

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