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Contraprogramación

Fecha: sábado 9 de abril. Lugar: Sala Hypnosis. Aforo: 500 personas.

La crisis de la industria discográfica ha provocado el crecimiento desmesurado de la otra para sobre la que se sustenta el tinglado musical, la del directo. Cada vez más artistas se lanzan a la carretera, y cada vez procuran cerrar más fechas, conscientes de que esta parece ser la única fuente de ingresos que ofrece cierta estabilidad (la experiencia del directo sigue siendo a día de hoy imposible de piratear); el número de salas prolifera, dejando a los artistas noveles sin el manido argumento de que no disponen de lugares donde expresarse, y el público es el único que no crece, y el que hay parece cada vez más empobrecido y reacio a dejarse desplumar así como así.

En este panorama, una nueva sala, Hynosis, en La Zubia, con amplia capacidad, buen sonido y bien equipada, se viene a sumar a la ya nutrida oferta de Granada y su cinturón. Por si todo esto fuera poco, no se sabe si producto de la casualidad o por motivos de contraprogramación, a menudo coinciden propuestas dirigidas a un sector de público similar. Pasó con Rosendo, que tuvo que competir con la presentación en la Industrial Copera del nuevo trabajo de Lapido. Pongamos que la cosa quedó en tablas, pero en una liga tan competida como la de la música en vivo, podemos considerar que ambos se dejaron puntos en la jornada.

En este contexto se presentaba Rosendo en escueto formato trío, sin artificios y fiel a las consignas que lo han convertido en una de las leyendas más respetadas del rock patrio: el casticismo y la autenticidad. Tal vez sea debido a la naturalidad con que afronta sus canciones y su puesta en escena, alejada de cualquier cliché efectista de los que otros suelen abusar. En el ideario de Rosendo ese tipo de parafernalia está siempre de más. Sin rendirse, como otros compañeros de generación, a la nostalgia, este superviviente practica la resistencia sin estridencias. Y así fue desgranando una cuidada selección de su amplio repertorio, con las concesiones justas a los buenos tiempos y la dosis adecuada de temas nuevos de su reciente A veces cuesta llegar al estribillo.

Como es lógico, los más celebrados por la parroquia fueron precisamente los contados guiños al pasado, con El Tren (precisamente el tema del que tomó el nombre otra sala de la competencia), Pan de higo, Agradecido o el himno Maneras de vivir. Las que ha mantenido el bueno de Rosendo durante casi 40 años, los que hace que se colgó la guitarra con Ñu, cuando aún se hacían llamar Fresa.

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