La guitarra de Jairo Zavala va acumulando más kilómetros ya, como dice el tópico, que el baúl de la Piquer. Y debe ser prácticamente literal. Lejos quedan los tiempos en que frecuentaba el circuito madrileño con La Vaca Azul y más tarde como sustento de Amparo en Amparanoia. O tal vez no tanto porque a pesar de sus múltiples colaboraciones con músicos de todo el planeta y de sus consiguientes giras con Calexico, el mítico grupo de Arizona del que forma parte, sigue viviendo en Madrid y presentando sus discos en el circuito de salas que tan bien conoce. En esta ocasión, después de un año y medio desde su última visita en abril de 2012, en PlantaBaja a partir de las nueve de la noche, nos trae La increíble historia de un hombre bueno, el tercer largo desde que se inventara el alias de Depedro. En estos años ha paseado su música por Suiza, Italia, Bélgica, el Reino Unido, Grecia; también por Rusia, por Israel (donde hasta ha obtenido un sonado éxito), Australia; por los Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador… Y ha cruzado guitarras con Evan Dando, de Lemonheads, con Steve Berlin, de Los Lobos, con The Dodos, con Living Color o con la cantante israelí Geva Allon. Su experiencia global se plasma en el álbum, en su temática y en sus colaboraciones. Además de sus inevitables compinches, Joey Burns y John Convertino, se escucha la batería del seminal Tony Allen, el que fuera mano derecha de Fela Kuti, Bernard Fanning, de Powderfinger, referencia del rock australiano, Martin Wenk de Nada Surf o Nick Urata, uno de los gitanos de Colorado que forman Devotchka. Con semejante bagaje no es de extrañar que Depedro haya concebido su disco más ambicioso, una obra original, delicada, humana y universal donde Jairo transpira músicas de todo el planeta que hace suyas como si el mundo fuera, como es, una sola tierra poblada por los mismos humanos.