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Dibujar la infelicidad de Blancanieves

  • El granadino Chema García ilustra un libro recientemente publicado que es la 'continuación' del clásico infantil

Los cuentos clásicos acaban bien, o al menos es lo que se puede intuir después del "...y fueron felices y comieron perdices". Pero la imaginación de un niño es inabarcable e impredecible y, cuando parece que ni siquiera está escuchando, sorprende a su interlocutor adulto con preguntas no sólo de difícil respuesta, sino también de imposible planteamiento.

Carles Cano no es un niño, pero es un escritor al que le gustan los cuentos y se hizo una pregunta: ¿Qué pasa después, cuando acaba la historia? Así, como "una gamberrada" de las que le gusta hacer, le dio continuidad al clásico de los Hermanos Grimm Blancanieves y los siete enanitos en un relato titulado Querida Blanca, en el que hay un matrimonio con altibajos que el lector conoce a través de su correspondencia con el enanito sabio. Blanca cuenta que pensó que se precipitó al aceptar la petición de matrimonio del príncipe, que en el palacio la obligaban a estudiar y a comportarse según el protocolo, que siente celos de una sirvienta, que se queda embarazada... Pero también que los enanitos , en el fondo todos enamorados de Blancanieves, se sienten muy solos sin ella y que conocerán a unas enanitas que vivieron algo parecido a ellos, pero con un príncipe.

Esta es la historia que cuenta Cano en Querida Blanca, libro publicado recientemente por la editorial Anaya y que ha sido ilustrado por el granadino Chema García. Este dibujante, de larga trayectoria, disfruta con cada nuevo encargo laboral que se le plantea, y así lo hizo cuando recibió el de dibujar esta historia, esta 'continuación' del clásico de Blancanieves, porque en su opinión, cualquier ilustración tiene "su encanto" porque en todas hay un principio, una historia, unos personajes, un paisaje... "que te dicen lo que tienes que dibujar" y cada una de ellas es "un pequeño o un gran reto".

En el caso de Querida Blanca para él no fue especialmente novedoso, porque lleva muchos años trabajando con la editorial, tanto en narrativa infantil y juvenil como libros de texto, y "cada uno de los dibujos que ilustran un libro del tipo que sea tiene para mí la misma importancia, ya sea un cuento como éste o el sistema circulatorio para un texto de Primaria".

García reconoce que le gusta mucho trabajar por encargo, y lo hace desde hace cerca de dos décadas para varias editoriales, entre las que se encuentra Anaya, y aunque los libros de lectura "tienen más proyección", cualquier trabajo tiene la misma importancia" porque en definitiva "todo es arte". Él, que empezó a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, aunque la dejó porque pensó que no era lo que necesitaba, continuó formándose y se trasladó a Madrid, donde trabajó durante mucho tiempo en el mundo de la publicidad en diferentes agencias. Más tarde volvió a su tierra, Granada, y se instaló en una casa en la Vega, donde encontró el lugar perfecto para trabajar y que, con la ayuda de internet, le permite llevar diferentes proyectos hacia adelante sin tener que desplazarse más que lo justo.

Con la perspectiva que da la experiencia de muchos años en el mundo de la ilustración, Chema García defiende "el trabajo duro" porque es la única manera de seguir en lo que a uno le gusta. Explica que "nunca hay que olvidar que quieres triunfar pero tampoco que necesitas el trabajo para vivir". Y añade que "lo digo porque he caído", porque hubo momentos que las cosas "me iban muy bien y pensé que de ahí al triunfo había sólo un paso", y la única manera de triunfar "es trabajar en lo que te gusta" por eso dice que cualquier proyecto es igual de importante porque "te permite comer y al mismo tiempo seguir dedicándote a lo que quieres. Lo de triunfar ya llegará. O no".

En todo este tiempo dedicado al dibujo y la ilustración ha trabajado en proyectos muy variados. Desde sus inicios nunca ha dejado de cultivar el cómic, con un estilo "siempre de la calle", ha realizado talleres y mantiene el proyecto Hormigas, una revista anual de cómics entre autores principalmente granadinos.

Otro de sus trabajos "personales" fue los 'corto-cuentos' que publicó junto a Borja Crespo, libros con historias de cuatro viñetas con reflexiones "filosóficas" también en cuatro frases. Y también participó en el rodaje de El gran Vázquez, película dedicada al dibujante y en la que fue "sus manos".

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