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Eloy Arenas: el reto de hacer risa del drama de la incomunicación

  • El actor y director presenta en el Isabel la Católica junto a Daniel Ortiz 'Entiéndeme tú a mí', una obra con la que pretende que el espectador "sienta cosquillas en el cerebro"

Conectados pero incomunicados, la única alternativa para la relación humana es el pacto. Esta es la idea en la que convergen las cinco historias que el dramaturgo Eloy Arenas ha concebido bajo el título Entiéndeme tu a mí, la obra que hoy y mañana representa en el teatro Isabel la Católica junto a Daniel Ortiz. El artista ya logró un gran reconocimiento hace ocho años con la puesta en escena de su texto, que ahora recupera para hacer una gira nacional, confiado en que el éxito reside en la "universalidad" de la historia.

No es una mera propuesta teatral; ni siquiera una pieza de humor cómico o pantomima. Se trata de un texto dramático llevado al terreno del teatro más caústico a través de diez personajes, todos ellos perdedores, aunque con distinta moralidad. "El Entiéndeme tú a mí es un juego en el que los conflictos siempre empiezan cuando un sujeto dice esta frase y el otro le responde igual", aclara Arenas.

El artista, que explica que gestó la escritura de esta obra con "la sana intención de que la gente se riera mucho", insiste en que su estructura es "dramática" y responde a "la sensación de agobio de los personajes". Pero, "¿por qué se ríe tanto la gente con lo mal que lo pasan los personajes?", plantea el actor y director. Pues "porque se ríen de su torpeza", argumenta. Y es que, el sentido del individualismo, el ego y la soberbia de no necesitar a nadie son, bajo su punto de vista, "imposibles". De esta forma, -incide- Entiéndeme tú a mí retrata la idea de que "al final estamos condenados a entendernos y, para ello, hay que realizar un ejercicio de solidaridad".

Para defender esta idea, Arenas ha creado "un monstruo con cinco cabezas" (cinco historias) y, en cada una de ellas, muestra un aspecto de la sociedad actual. Así, la ausencia de escrúpulos queda patente en la escena en la que el hombre del frac, un perdedor cuyo eslogan es "si no lo hago yo lo hará otro" persigue sin tregua al deudor, un perdedor con ética. Otra historia habla sobre "la necesidad de necesitarse" que tienen dos accidentados que viven juntos: uno se ha quedado circunstancialmente ciego y otro tiene los dos brazos en cabestrillo.

En definitiva, Arenas pretende llevar a la práctica un juego de emociones mostrando el desentendimiento que existe: "El hombre del frac afirma en un momento de la obra que si no hay nada con qué amenazarme no podemos seguir negociando. Esto muestra lo que pasa en la sociedad. Unos amenazan a otros para entrar en negociaciones".

Este reto de "hacer risa sobre la propia existencia" es la apuesta que durante la última década ha motivado a Arenas, que trata de hacer "un tipo de humor en el que el espectador sepa de qué se ríe", yendo más allá de la situación cómica. "Quiero que sienta cosquillas en el cerebro y que se ría de cosas que está viviendo", asegura. Y es que para Eloy Arenas el humor tiene sentido "siempre que se aplique a la vida diaria". Según señala, el público sale muy satisfecho de cada función. Más aún, entregado al cadáver exquisito, "desmoñado".

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