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Ensayo sobre el estrabismo

  • Cines del Sur proyecta dentro de la sección oficial 'The other bank', el desgarrador viaje de un niño a través de Georgia con el conflicto armado de la región reflejado en los ojos del niño protagonista

El director George Ovashvili no buscaba un Macaulay Culkin para su ópera prima The other bank. Eligió a Tedo Bekhauri, un niño de ojos inteligentes -y estrábicos- que mira a su alrededor con una mezcla de timidez y desparpajo, a partes iguales. Con el conflicto de Georgia como telón de fondo, la película retrata al joven de 12 años junto a su madre en un modesto refugio cerca de Tiblisi. Pero Tedo decide regresar a su casa en un viaje iniciático con el mundo haciendo aguas a su alrededor. Es la cuota de 'cine con niño' que cada año llega a Cines del Sur. Unos ojos descompuestos para recomponer un mundo que se desintegra.

George Ovashvili comienza la rueda de prensa recordando que su debut tardó cuatro años en ver la penumbra de una sala de exhibición, "sobre todo por problemas económicos". Pero, además del reto de escarbar en busca de financiación, el director georgiano se enfrentó a un equipo de trabajo integrado con profesionales de doce nacionalidades diferentes. "Quería reunir a gente con experiencias distintas, ver cómo podían trabajar juntos con bagajes distintos", señala el cineasta.

Dado el argumento, todo giraba en torno a un chico de las montañas de Georgia que no entendía qué querían de él. Sólo tenía claro un concepto, al que se aferró durante todo el rodaje: "Mi idea era hacer todo lo necesario para que el director estuviera contento", comenta Tedo Bekhauri en el hall del Isabel la Católica. Se lo debía. El director George Ovashvili estuvo ocho meses buscando al protagonista infantil, probando a cerca de mil niños. Pero él quería algo "extraordinario", no "lo que espera todo el mundo". Por esta razón perseguía un rostro diferente, no uno sacado de un catálogo de Benetton. Tropezó con esta imagen en un hospital, un día que el joven bajó de las montañas para acompañar a su madre al médico. "Quería un ser humano verdadero, aunque se trate de un niño, quería causar un sentimiento de malestar en el espectador por su apariencia", recuerda mirando de soslayo al protagonista de sus palabras y de su película. Surgió el flechazo, pero su equipo, como unos suegros desconfiados, insistían en que si elegía a ese niño "iba a destruir mi carrera y la película". El Premio Grand Prix que le acaba de otorgar el Festival de Seattle desmiente ahora a su equipo. George Ovashvili habla con devoción de su infantil acompañante, hablando de cada anécdota de su vida como un episodio más de la película que no aparece en los fotogramas. Su mirada estrábica proviene de un golpe en la infancia jugando con su hermano, su deformada oreja del ataque del perro de un vecino, su expresión a veces huidiza de caer a un pozo helado de doce metros, su pequeña gran humanidad de pasear con su mejor amiga, una vaca del pueblo...

Con su aire de niño refugiado llegado a Granada, Tedo Bekhauri recorre en The other bank un itinerario de 400 kilómetros a través de las tres repúblicas georgianas. Y aunque la película no tiene trasfondo político -habla con sorna de su paisano Stalin-, George Ovashvili roza el documental cuando el niño debe cruzar un puente para llegar a Abjasia. "Allí había fuerzas de pacificación, pero tras la guerra de agosto de 2008 el ejército ruso ha construido un muro muy parecido al que se hizo en su momento en Berlín", explica. El cine no, pero la realidad suele olvidar que en el mundo hay niños.

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