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Estética del ESBOZO

  • Avalon reúne los títulos de Chaplin para la casa Keystone que completan la edición integral de su filmografía

Más de ocho años ha llevado el complejo y laborioso proceso de recuperación coordinado por la Cineteca de Bologna, el British Film Institute y Lobster Films para recopilar y restaurar digitalmente los 34 títulos supervivientes de los 35 que rodó Charles Chaplin en su etapa Keystone (1913-1914), la productora fundada por Mack Sennett, descubridor de talentos como Buster Keaton, Fatty Arbuckle, Harold Lloyd, Ben Turpin, Harry Langdon, donde el cómico británico dio sus primeros pasos en el cine; la casa donde se fraguó el mítico personaje del vagabundo Charlot, que aparecía por primera vez en Kids auto races at Venice, y el estudio donde también empezó a dirigir sus primeros cortos (Twenty minutes of love) de uno o dos rollos en un sorprendente periodo de apenas un año.

Un corpus inédito que nos llega ahora en condiciones inmejorables procedente de múltiples archivos públicos y privados de todo el mundo, con nuevas músicas de acompañamiento a cargo de especialistas en el cine silente como Eric Beheim, Neil Brand, Antonio Coppola, Robert Israel o The Mont Alto Motion Pictures Orchestra, y que nos devuelve en todo su esplendor esa estética del esbozo que define a un genio y un género, el burlesco, en el que el cine mudo todavía mantenía viva la resistente llama de las atracciones de los orígenes cuando a escasas millas de los platós de Keystone los Griffith, Ince, Niblo y compañía cimentaban las bases de su imparable devenir narrativo como producto industrial para las masas.

Valiéndose de su cuerpo en constante lucha contra los elementos, los objetos y las leyes de la física, Chaplin fue dominando su oficio en Keystone a un ritmo endiablado de casi una película por semana (algunas rodadas incluso en dos días), puliendo los números y gags que ya había tanteado como cómico de vodevil y adaptándolos a un nuevo lenguaje para trascender, a través del montaje y las localizaciones naturales de California, las limitaciones del escenario teatral.

La condición de factoría que produce en serie y a toda velocidad de Keystone fue clave para el aprendizaje y el perfeccionamiento de unos modos que Chaplin seguiría depurando en sus futuras etapas en Essanay, Mutual, First National y United Artist, periplo que lo convertiría en el más popular, querido y meticuloso de los cineastas del cine mudo y buena parte del sonoro, al tiempo en que el ritmo de producción se iba ralentizando y los títulos se iban espaciando entre sí.

El desafío al orden establecido, que puede verse en multitud de cortos en los que su personaje se enfrenta a la policía o es perseguido por ésta en la más pura tradición de los populares Keystone Cops, el descaro como actitud vital, todavía algo lejos de la melancolía que poco a poco irá acompañando a su personaje, el gusto por el disfraz, una amable guerra de los sexos, las cualidades mímicas, acrobáticas y coreográficas en un cuerpo enjuto y disimuladamente atlético, siempre en contraste con los de sus parternaires (Fatty Arbuckle y Mabel Normand) o la plena conciencia de la cámara como fascinante recurso apelativo son tan sólo algunos rasgos y apuntes de una estética en la que la improvisación y el paulatino dominio del tiempo y el espacio en relación al cuerpo se convertirán en los materiales base para cimentar una de las obras cinematográficas más singulares e imperecederas de la historia del cine.

De Making a living al largometraje Tillie's punctured romance, dirigido por Sennett para Chaplin y Marie Dresser, estos 34 filmes sientan las bases de lo que hoy entendemos por la marca Chaplin como forma de entender una determinada y extinta poética del cine mudo que algunos intentan resucitar hoy desde el pastiche y la nostalgia como astutas fórmulas de mercadotecnia.

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