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Estrella Morente y la emoción desbordada

Músicos: Estrella Morente (cante); Montoyita (guitarra); Monti (segunda guitarra); Popó Gabarre (percusión), José Enrique Morente, Ángel Gabarre y Antonio Carbonell (palmas y coros). Lugar: Palacio de Carlos V. Fecha: 26 de junio de 2011. Aforo: lleno.

La emoción es el componente principal del arte. Sin emoción no hay transmisión. Pero a veces este ingrediente indispensable puede tener un doble rasero si los agentes que lo convocan no provienen del cante en sí. En este caso, el duelo con el toro del cante y ese amasijo de sentimientos provoca una dialéctica difícil de controlar para cuadrar las líneas imposibles de los tercios. Con todo, Estrella, maravillosa, desenfrenada, emocionada y emotiva, libró una batalla colosal en un recital que constituyó desde principio a fin un emotivo recorrido por las geniales creaciones de aquel que la trajo al mundo. El ambiente rezumaba flamencura y añoranza.

Pero... las seguiriyas. Las seguiriyas fueron sublimes, constituyen el nódulo central de un espectáculo que, albergando una concepción poli-instrumental de la música, reconoció a la cantaora como lo que es, una gran cantaora, que mete mano a los cantes de Manuel Torre, de Paco La Luz y al soberbio macho de Molina, y nos produce una sensación lúgubre, una emoción que no se contiene, que Estrella nos transmite con su voz, pero también con sus ojos llorosos.

Apareció la cantaora desde lo alto del Palacio de Carlos V, utilizando los recursos que Enrique empleaba en sus intervenciones: Polifonía de voces sobre la que construía una base tonal en la que desarrollar cantes por tonás o cualquier otro tema. Estrella se ganó al público desde esta sorprendente aparición. Tardaría poco en bajar al escenario donde acogió la música de Montoyita para abordar un primer tema que precedería al cante por granaínas y medias granaínas de corte netamente chaconiano donde Estrella se mece de una forma única y especial. Con aires de tarantas rinde tributo 'a los sabios' y remata con una taranta antigua que grabara José Cepero en los años 30 La Puebla y el Quintanar, viva Chinchilla y Bonete. Exquisita.

El Allegro Soleá, con aires de petenera, fue soberbio y precedió a esa memorable seguiriya que tributó a sus padres en sendas letras. Muy emotivo. Ahora deja sólo a Montoyita en el escenario que se derrama sobre la guitarra en un solo donde vimos guiños a Sabicas y al conocido tema de Enrique Morente La estrella. Tras esto, vuelve la cantaora ataviada con ropa negra. Hasta entonces un blanco impoluto la había acompañado en sus primeras intervenciones. Estrella, ya con todo el grupo sobre el escenario, repasa la obra de su padre, con especial atención al disco Sacromonte. Comienza con el policaña Hasta las personas reales, continúa con Los pájaros clarines (a nosotros siempre nos ha sugerido esta letra la propia voz de Estrella, clarines entre los cañaverales), jaleos extremeños, apoyada en los coros y la percusión que estuvieron acertados y sin fisuras. Estrella continúa con Amante, amante, estribillo de fandangos que el genio albaicinero registrara en Sacromonte, y cerraría con uno de las últimas composiciones por bulerías que nos regaló el maestro: "La mimbre del río, gime con Bernarda, la Alhambra lloraba cantando Fernanda".

En los Tangos de la plaza y la Habanera imposible, Estrella continuó afirmando que la noche iba a ser redonda y especial. El penúltimo tema fue aplaudido antes de que sonara su voz… Estrella Morente cantando La estrella… Uno de los momentos claves de la noche. Cómo sonaba La estrella, cuánta frescura y actualidad en un tema ya histórico. Sin duda memorable. El recuerdo a Chavela Vargas con La noche de mi amor cerró su tanda de participaciones, muy aplaudidas, tras la que subió a un escenario algo más elevado para rematar, como hacía Enrique, por martinetes, en rueda, con su familia, que tanto decoro habían puesto durante toda la noche en el engrandecimiento musical de Estrella. Subida vertiginosa de palmas en ritmo de seguiriyas como remate que Estrella quiebra con sus contorsiones de cuerpo y que le provoca una gran ovación con el público puesto en pie para despedir a esta artista de altura que supo emocionar hasta donde emocionan los grandes. Estrella, como hemos dicho, posee todo el universo creativo chaconiano y esa elipse del grito de Manuel Torre, condensados en su personal manera de abordar el cante. Es única y así lo demostró.

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