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"Federico, no pierdas el tiempo tontamente..."

  • Un libro saca a la luz 34 cartas de la madre de García Lorca a su hijo que desvelan la faceta más íntima del poeta "en bata y zapatillas" y borra la imagen distante de Doña Vicenta

El García Lorca de "bata y zapatillas", el joven que llegó en 1920 a la Residencia de Estudiantes de Madrid o el que empezaba a dar sus primeras conferencias en La Habana aparece retratado por su madre en el libro Cartas de Vicenta Lorca a su hijo Federico, una obra de Víctor Fernández que reproduce la totalidad del epistolario conservado de madre a hijo. Una serie de cartas donde Doña Vicenta le aconseja no gastar demasiado dinero o que se abrigue bien en su habitación estudiantil. También aparece el genio que empieza a serlo. Resulta curioso, dice su autor, leer en una de las cartas cómo su madre le habla del éxito según un periódico de Córdoba de la representación de La zapatera prodigiosa en la ciudad y si quiere que le envíen el recorte de prensa.

Un total de 34 cartas verán la luz el próximo día 24 de enero, incluidas en un libro editado por RBA, que han permanecido hasta ahora en el Archivo de la Fundación Lorca, la mayoría inéditas puesto que sólo se habían publicado algunos fragmentos en el Epistolario completo, y que incluye además una biografía de la madre del poeta y varias fotografías. Ayer el periodista publicó un adelanto de varios fragmentos en La Razón.

El autor, admirador de la figura de García Lorca desde muy joven, las leyó por primera vez en 2006, cuando habló con Laura García Lorca sobre la posibilidad de escribir un reportaje. "Tenía la duda de hacerlo sobre su vida o sobre su muerte. Laura me aconsejó que lo hiciera sobre su vida", explicó ayer a este periódico el autor, y desde entonces encontró todo el material necesario para desvelar "a ese Federico García Lorca en la intimidad. Yo me lo imagino en bata y en zapatillas, en la intimidad de su casa".

Pero no sólo a él. Una de las figuras que más le influyó fue, sin duda, su madre, y sobre ella se decía que tenía una personalidad fría y distante. La madre del poeta -como recordó ayer a este diario Ian Gibson "siempre aparece con una mirada angustiosa en las fotografías, nunca sonríe, casi como sospechara el final trágico que se cernía sobre la familia"- aparece en el libro de Fernández como una madre más. Doña Vicenta le habla en las cartas, fechadas entre 1920 cuando el poeta se instala en la Residencia de Estudiantes y 1934, "de las preocupaciones propias de cualquier madre", como explica el periodista.

"En una, por ejemplo, le dice: 'No sé si en la habitación de la Residencia estás pasando frío" o en una fechada el 1 de diciembre de 1933 ruega a Federico que mande el dinero que tenga porque lo tiene más seguro en casa.

Lo cierto es que en las cartas se muestra preocupada por un hijo no demasiado brillante estudiante de Derecho pero confiada "en el enorme y extraño talento de un hijo al que quiso llenar de esa confianza", como también recordó ayer Laura García Lorca a Granada Hoy al explicar el origen del proyecto y la importancia de las misivas.

Doña Vicenta hace de maestra, su profesión hasta que se casó con Don Federico García. La inteligencia, la confianza y seguridad en su hijo y sobre todo su aspecto de maestra son las principales cualidades que la sobrina nieta del poeta destaca de la madre del poeta. Calificativos que, a su juicio, "borran la imagen que se tenía hasta ahora de una persona más bien distante y nada expresiva".

"Ella era la primera lectora de su hijo", confirma el autor del libro y le preguntaba constantemente qué estaba escribiendo en cada momento. "Conocía perfectamente su círculo, le cita a Martínez Nadal o Mª Ángeles Ortiz... Fíjate si lo conoce que, en una ocasión, tras recibir una carta de Dalí le dice a su hijo algo así como que no pensaban que tenía tanta cara o tanta frescura, después del favor que el pintor le hizo...".

Pero uno de los comentarios de madre a hijo en los que se muestra más 'risueña' es cuando hace referencia a la pésima letra del poeta. Laura García Lorca y el autor del libro coinciden en destacar la carta en la que su madre le dice: "Tanta es la gana que tengo de leer tus cosas en letra de molde porque en la tuya no se pueden leer bien los versos sin desentonarse a cada momento...". Fernández dice de esa sonrisa inexistente en las fotos que la vida de Doña Vicenta no fue nada fácil: "Su padre murió un mes antes de nacer, con su madre vivió en condiciones modestas, tras estudiar en un colegio religioso decidió estudiar la carrera de maestra. Cuando llegó a Fuente Vaqueros conoció a su marido, el padre de Federico, un rico terrateniente cuya mujer había fallecido hacía poco...". Quizás de ahí, la preocupación por los estudios de sus hijos y por no malgastar el dinero, evidente en las cartas que se publicarán el próximo día 24.

Además de este tipo de comentarios sobre sus estudios, Doña Vicenta también le explicaba la situación familiar: "Le habla", dice Laura García Lorca, "de lo típico de una familia, sus primos, las enfermedades...".

La absoluta complejidad del poeta, del que aún queda tanto por conocer, aparece aquí de otra forma. Como subraya Fernández, se ve al Lorca íntimo y su relación con su madre. "No sabemos nada de las últimas horas de Lorca pero parece ser que, antes de ser asesinado trató de rezar una plegaria, pero no pudo. 'Mi madre me las enseñó todas', recordó a su confesor".

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